Title: Diapositiva 1
1SAN FRANCISCO DE ASÍS
FUNDADOR DE LA ORDEN DE LOS FRAILES
MENORES FRANCISCANOS
2Fundador de la Orden de los Frailes Menores,
conocidos como los franciscanos San Francisco
fue un santo que vivió tiempos difíciles de la
Iglesia y la ayudó mucho. Renunció a su herencia
dándole más importancia en su vida a los bienes
espirituales que a los materiales.
3Francisco nació en Asís, Italia en 1181 ó 1182.
Su padre era comerciante y su madre pertenecía a
una familia noble. Tenían una situación económica
muy desahogada. Su padre comerciaba mucho con
Francia y cuando nació su hijo estaba fuera del
país. Las gentes apodaron al niño francesco (el
francés)
4aunque éste había recibido en su bautismo el
nombre de Juan. En su juventud no se interesó
ni por los negocios de su padre ni por los
estudios. Se dedicó a gozar de la vida sanamente,
sin malas costumbres ni vicios.
5Gastaba mucho dinero pero siempre daba limosnas a
los pobres. Le gustaban las románticas
tradiciones caballerescas que propagaban los
trovadores. Cuando Francisco tenía como unos
veinte años, hubo pleitos y discordia entre las
ciudades de
6Perugia y Asís. Francisco fue prisionero un año y
lo soportó con alegría. Cuando recobró la
libertad cayó gravemente enfermo. La enfermedad
fortaleció y maduró su espíritu. Cuando se
recuperó, decidió ir a combatir en el ejército.
Se compró una costosa armadura y un manto que
regaló a un caballero
7mal vestido y pobre. Dejó de combatir y volvió a
su antigua vida pero sin tomarla tan a la ligera.
Se dedicó a la oración y después de un tiempo
tuvo la inspiración de vender todos sus bienes y
comprar la perla preciosa de la que habla el
Evangelio. Se dio cuenta que la batalla
espiritual empieza por la mortificación y la
8victoria sobre los instintos. Un día se encontró
con un leproso que le pedía una limosna y le dio
un beso.Visitaba y servía a los enfermos en los
hospitales. Siempre, regalaba a los pobres sus
vestidos, o el dinero que llevaba. Un día, una
imagen de Jesucristo crucificado le habló y le
pidió que
9reparara su Iglesia que estaba en ruinas. Decidió
ir y vender su caballo y unas ropas de la tienda
de su padre para tener dinero para arreglar la
Iglesia de San Damián. Llegó ahí y le ofreció al
padre su dinero y le pidió permiso para quedarse
a vivir con él. El sacerdote le dijo que sí se
podía quedar ahí, pero que no podía
10aceptar su dinero. El papá de San Francisco, al
enterarse de lo sucedido, fue a la Iglesia de San
Damián pero su hijo se escondió. Pasó algunos
días en oración y ayuno. Regresó a su pueblo y
estaba tan desfigurado y mal vestido que las
gentes se burlaban de él como si fuese un loco.
Su padre lo llevó a su casa y lo golpeó
11furiosamente, le puso grilletes en los pies y lo
encerró en una habitación (Francisco tenía
entonces 25 años). Su madre se encargó de ponerle
en libertad y él se fue a San Damián. Su padre
fue a buscarlo ahí y lo golpeó y le dijo que
volviera a su casa o que renunciara a su herencia
y le pagara el precio de los vestidos
12que había vendido de su tienda. San Francisco no
tuvo problema en renunciar a la herencia y del
dinero de los vestidos pero dijo que pertenecía a
Dios y a los pobres. Su padre le obligó a ir con
el obispo de Asís quien le sugirió devolver el
dinero y tener confianza en Dios. San Francisco
devolvió en ese momento la ropa
13que traía puesta para dársela a su padre ya que a
él le pertenecía. El padre se fue muy lastimado y
el obispo regaló a San Francisco un viejo vestido
de labrador que tenía al que San Francisco le
puso una cruz con un trozo de tiza y se lo puso.
14San Francisco partió buscando un lugar para
establecerse. En un monasterio obtuvo limosna y
trabajo como si fuera un mendigo. Unas personas
le regalaron una túnica, un cinturón y unas
sandalias que usó durante dos años.
15Luego regresó a San Damián y fue a Asís para
pedir limosna para reparar la Iglesia. Ahí
soportó las burlas y el desprecio. Una vez hechas
las reparaciones de San Damián hizo lo mismo con
la antigua Iglesia de San Pedro. Después se
trasladó a una capillita llamada Porciúncula, de
los benedictinos, que estaba en una
16llanura cerca de Asís. Era un sitio muy tranquilo
que gustó mucho a San Francisco. Al oír las
palabras del Evangelio ...No lleven oro....ni
dos túnicas, ni sandalias, ni báculo.., regaló
sus sandalias, su báculo y su cinturón y se quedó
solamente con su túnica sujetada con un cordón.
Comenzó a hablar a sus oyentes acerca de la
17penitencia. Sus palabras llegaban a los corazones
de sus oyentes. Al saludar a alguien, le decía
La paz del Señor sea contigo. Dios le había
concedido ya el don de profecía y el don de
milagros. San Francisco tuvo muchos seguidores.
18San Francisco y sus compañeros se trasladaron a
una cabaña que luego tuvieron que desalojar. En
1212, el abad regaló a San Francisco la capilla
de Porciúncula con la condición de que la
conservase siempre como la iglesia principal de
la nueva orden. Él la aceptó pero sólo prestada
sabiendo que pertenecía a los
19benedictinos. Alrededor de la Porciúncula
construyeron cabañas muy sencillas. La pobreza
era el fundamento de su orden. San Francisco sólo
llegó a recibir el diaconado porque se
consideraba indigno del sacerdocio. Los primeros
años de la orden fueron un período de
entrenamiento en la pobreza y en la caridad
fraterna.
20Los frailes trabajaban en sus oficios y en los
campos vecinos para ganarse el pan de cada día.
Cuando no había trabajo suficiente, solían pedir
limosna de puerta en puerta. El fundador les
había prohibido aceptar dinero. Se distinguían
por su gran capacidad de servicio a los demás,
especialmente a los leprosos a
21quienes llamaban hermanos cristianos. Debían
siempre obedecer al obispo del lugar donde se
encontraran. El número de compañeros del santo
iba en aumento.Santa Clara oyó predicar a San
Francisco y decidió seguirlo en 1212. San
Francisco consiguió que Santa Clara y sus
compañeras se
22establecieran en San Damián. La oración de éstas
hacía fecundo el trabajo de los
franciscanos.San Francisco dio a su orden el
nombre de Frailes Menores ya que quería que
fueran humildes. La orden creció tanto que
necesitaba de una organización sistemática y de
disciplina común.
23En la Navidad de 1223 San Francisco construyó una
especie de cueva en la que se representó el
nacimiento de Cristo y se celebró Misa. Se cree
que ahí nació la tradición del Belén. En 1224 se
retiró al Monte Alvernia y se construyó ahí una
pequeña celda. La única persona
24que lo acompañó fue el hermano León y no quiso
tener visitas. Es aquí donde sucedió el milagro
de las estigmas en el cual quedaron impresas las
señales de la pasión de Cristo en el cuerpo de
Francisco. A partir de entonces llevaba las manos
dentro de las mangas del hábito y llevaba medias
y zapatos. Dijo que le
25habían sido reveladas cosas que jamás diría a
hombre alguno. Un tiempo después bajo del Monte y
curó a muchos enfermos.San Francisco no quería
que el estudio quitara el espíritu de su orden.
Decía que sí podían estudiar si el estudio no les
quitaba tiempo de su oración y si no lo hacían
por vanidad. Temía
26que la ciencia se convirtiera en enemiga de la
pobreza. La salud de San Francisco se fue
deteriorando, los estigmas le hacían sufrir y le
debilitaron y ya casi había perdido la vista. En
el verano de 1225 lo llevaron con varios doctores
porque ya estaba muy enfermo. Poco antes de morir
27dictó un testamento en el que les recomendaba a
los hermanos observar la regla y trabajar
manualmente para evitar la ociosidad y dar buen
ejemplo. Al enterarse que le quedaban pocas
semanas de vida, dijo Bienvenida, hermana
muerte!y pidió que lo llevaran a Porciúncula.
Murió el 3 de octubre de 1226 después de
28escuchar la pasión de Cristo según San Juan.
Tenía 44 años de edad. Lo sepultaron en la
Iglesia de San Jorge en Asís.Son famosas las
anécdotas de los pajarillos que venían a
escucharle cuando cantaba las grandezas del
Señor, del conejillo que no quería separarse de
él y del lobo
29amansado por el santo. Algunos dicen que estas
son leyenda, otros no. San Francisco contribuyó
mucho a la renovación de la Iglesia de la
decadencia y el desorden en que había caído
durante la Edad Media. El ayudó a la Iglesia que
vivía momentos difíciles.
30San Francisco de Asís y los animales
31EL MILAGRO DE LA OVEJITA San Buenaventura
refiere que, cierto día, estando el Santo en el
convento de Nuestra Señora de los Ángeles, una
persona tuvo a bien regalarle una ovejita, y la
recibió con mucho agradecimiento, porque le
complacía ver en ella la imagen de la mansedumbre.
32Después de recibida, mandó San Francisco a la
ovejita que atendiese a las alabanzas que se
tributaban a Dios y no turbase la paz de los
religiosos con sus balidos. El animal, como si
hubiese entendido al siervo de Dios, observaba
con fidelidad su mandato pues tan pronto como oía
el canto de las divinas alabanzas
33en el coro, se aquietaba, y si alguna vez se
metía en la capilla, se quedaba inmóvil en un
rinconcito sin causar la menor molestia.
34Pero el prodigio era ver cómo después del rezo
divino, si se celebraba el santo Sacrificio de la
Misa, al tiempo de elevar el sacerdote la Sagrada
Hostia, la ovejita, sin ser enseñada por nadie,
se ponía de pie e hincaba las rodillas en señal
de reverencia a su Señor.
35EL LOBO DE GUBBIO En el tiempo en que San
Francisco vivía en la ciudad de Gubbio, apareció
en la comarca un grandísimo lobo, terrible y
feroz, que no sólo devoraba los animales, sino
también a los hombres.
36San Francisco, movido a compasión de la gente del
pueblo, quiso salir a enfrentarse con el lobo.
Salió fuera del pueblo hacia el lugar donde
estaba el lobo, el lobo avanzó al encuentro de
San Francisco con la boca abierta acercándose a
él, San Francisco le hizo la señal de la cruz, lo
llamó y le dijo
37 Ven aquí, hermano lobo! Yo te mando, de parte
de Cristo, que no hagas daño ni a mí ni a nadie.
Cosa admirable! Apenas trazó la cruz San
Francisco, el terrible lobo cerró la boca, dejó
de correr y, obedeciendo la orden, se acercó
mansamente, como un cordero, y se echó a los pies
de San
38Francisco le habló en estos términos Hermano
lobo, tú estás haciendo daño en esta comarca, has
causado grandísimos males maltratando y matando
las criaturas de Dios sin su permiso y no te has
contentado con matar y devorar las bestias, sino
que has
39tenido el atrevimiento de dar muerte y causar
daño a los hombres, hechos a imagen de Dios. Por
todo ello has merecido la horca como ladrón y
homicida malvado. Toda la gente grita y murmura
contra ti y toda la ciudad es enemiga tuya. Pero
yo quiero, hermano lobo, hacer las paces entre tú
y ellos, de manera
40que tú no les ofendas en adelante, y ellos te
perdonen toda ofensa pasada, y dejen de
perseguirte hombres y perros. Ante estas
palabras, el lobo, con el movimiento del cuerpo,
de la cola y de las orejas y bajando la cabeza,
manifestaba aceptar y querer cumplir lo que decía
San Francisco.
41Le dijo entonces San Francisco Hermano lobo,
puesto que estás de acuerdo en sellar y mantener
esta paz, yo te prometo hacer que la gente de la
ciudad te proporcione continuamente lo que
necesitas mientras vivas, de modo que no pases ya
hambre porque sé muy bien que por hambre has
42hecho el mal que has hecho. Pero, una vez que yo
te haya conseguido este favor, quiero, hermano
lobo, que tú me prometas que no harás daño ya a
ningún hombre del mundo y a ningún animal. Me lo
prometes?
43El lobo, inclinando la cabeza, dio a entender
claramente que lo prometía. San Francisco le
dijo Hermano lobo, quiero que me des fe de
esta promesa, para que yo pueda fiarme de ti
plenamente.
44Le tendió San Francisco la mano para recibir la
fe, y el lobo levantó la pata delantera y la puso
mansamente sobre la mano de San Francisco,
dándole la señal de fe que le pedía. Luego le
dijo San Francisco
45 Hermano lobo, te mando, en nombre de
Jesucristo, que vengas ahora conmigo sin temor
alguno vamos a concluir esta paz en el nombre de
Dios. El lobo, obediente, marchó con él como
manso cordero. Toda la ciudad acudió a la plaza
para ver al lobo con San Francisco. San
46Francisco se levantó y les predicó, diciéndoles,
entre otras cosas, cómo Dios permite tales
calamidades por causa de los pecados y que es
mucho más de temer el fuego del infierno, que ha
de durar eternamente para los condenados, que no
la ferocidad de un lobo, que sólo puede matar el
cuerpo y si la boca de un
47pequeño animal infunde tanto miedo y terror a
tanta gente, cuánto más de temer no será la boca
del infierno. Volveos, pues, a Dios y haced
penitencia de vuestros pecados, y Dios os librará
del lobo en el presente y del fuego infernal en
el futuro.
48San Francisco contó al pueblo el pacto que había
hecho con el lobo y le pidió a éste que volviera
a darle fe delante de todo el pueblo del pacto.
Entonces, el lobo, alzando la pata derecha, la
puso en la mano de San Francisco. El lobo siguió
viviendo dos años en Gubbio entraba mansamente
en las casas de puerta en puerta, sin
49causar mal a nadie y sin recibirlo de ninguno. La
gente lo alimentaba, al cabo de dos años, el
hermano lobo murió de viejo los habitantes lo
sintieron mucho, ya que, al verlo andar tan manso
por la ciudad, les traía a la memoria la virtud y
la santidad de San Francisco.
50Cántico y Oraciones de San Francisco de Asís
51EL CÁNTICO DE LAS CRIATURASAltísimo y
omnipotente buen Señor,tuyas son las
alabanzas,la gloria y el honor y toda bendición.
52A ti solo, Altísimo, te convieneny ningún hombre
es digno de nombrarte. Alabado seas, mi Señor,en
todas tus criaturas,especialmente en el Señor
hermano sol,por quien nos das el día y nos
iluminas.
53Y es bello y radiante con gran esplendor,de ti,
Altísimo, lleva significación. Alabado seas, mi
Señor,por la hermana luna y las estrellas,en el
cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
54Alabado seas, mi Señor, por el hermano vientoy
por el aire y la nube y el cielo sereno y todo
tiempo,por todos ellos a tus criaturas das
sustento. Alabado seas, mi Señor, por el hermano
fuego,por el cual iluminas la noche,y es bello
y alegre y vigoroso y fuerte.
55Alabado seas, mi Señor,por la hermana nuestra
madre tierra,la cual nos sostiene y gobiernay
produce diversos frutos con coloridas flores y
hierbas. Alabado seas, mi Señor,por aquellos que
perdonan por tu amor,y sufren enfermedad y
tribulación
56bienaventurados los que las sufran en paz, porque
de ti, Altísimo, coronados serán.Alabado seas,
mi Señor,por nuestra hermana muerte corporal,de
la cual ningún hombre viviente puede escapar.
57Ay de aquellos que mueranen pecado
mortal. Bienaventurados a los que encontraráen
tu santísima voluntadporque la muerte segunda no
les hará mal. Alaben y bendigan a mi Señory
denle gracias y sírvanle con gran humildad.
58ORACION POR LA PAZSeñor, hazme un instrumento
de tu pazdonde haya odio, ponga yo
amor,donde haya ofensa, ponga yo perdón,donde
haya discordia, ponga yo armonía,
59donde hay error, ponga yo verdad,donde haya
duda, ponga yo la fe,donde haya desesperación,
ponga yo esperanza,donde haya tinieblas, ponga
yo la luz,donde haya tristeza, ponga yo alegría.
60Oh, Señor, que no me empeñe tantoen ser
consolado como en consolar,en ser comprendido,
como en comprender,
61en ser amado, como en amarporque dando se
recibe, olvidando se encuentra,perdonando se es
perdonado,muriendo se resucita a la vida .Amén.
62SALUDO A LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA Salve,
Señora, santa Reina,santa Madre de Dios,
María,que eres virgen hecha iglesiay elegida
por el santísimo Padre del cielo,a la cual
consagró Él
63con su santísimo amado Hijoy el Espíritu Santo
Paráclito,en la cual estuvo y estátoda la
plenitud de la gracia y todo bien.Salve, palacio
suyosalve, tabernáculo suyosalve, casa suya.
64Salve, vestidura suya salve, esclava suya
salve, Madre suya y todas vosotras, santas
virtudes, que sois infundidas por la gracia e
iluminación del Espíritu Santo en los corazones
de los fieles, para que de infieles hagáis
fieles a Dios.