Title: EPOCA DE LOS PADRES, 1
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Un grupo de escritores de lengua griega, de los
siglos I y II, se conocen con el nombre de
Padres Apostólicos. Este tÃtulo expresa sus
caracterÃsticas peculiares antigüedad
(algunas obras anteriores al Evangelio de San
Juan) y estrecha vincula- ción a los Apóstoles
(de los cuales pueden considerarse discÃ- pulos).
Textos más notables Didaché carta de San
Clemente a los Corintios cartas de San
Ignacio de AntioquÃa epÃstola de San Policarpo
de Esmirna Pastor de Hermas.
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En el siglo II apareció un nuevo género
literario, exponente de las luchas que hubieron
de sostener los cristianos con enemigos de dentro
y de fuera.
Enemigos de dentro buen número de escritos
antiheréticos. Desta- ca el tratado Contra las
herejÃas de San Ireneo de Lyon (refuta- ción de
las doctrinas gnósticas).
Enemigos de fuera literatura apologética,
dirigida a lectores ajenos a la Iglesia. Los
Apologistas defendieron el Cristianismo frente
al mundo gentil. Ejemplo de apologética
antijudÃa Diálogo con Trifón del mártir San
Justino (150). Ejemplo de apologética antipagana
EpÃstola a Diogneto.
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En torno al año 200, algunos escritores
comenzaron a producir una literatura no polémica.
Fue el comienzo de la ciencia teoló- gica. Empezó
por AlejandrÃa su célebre escuela teológica.
Consiguió un extraordinario auge bajo la
dirección de Clemente (converso de amplÃsima
cultura).
OrÃgenes, su sucesor, la elevó a un altÃsimo
gra- do de esplendor. En AlejandrÃa y después
en Cesarea de Palestina, desarrolló una
actividad asombrosa y fue autor de dos mil obras.
En AntioquÃa surgió en el siglo IV otra escuela
que rechaza el método alegórico propio de
AlejandrÃa en la interpretación de la Biblia,
y cultiva la exégesis literal inspirada en la
filosofÃa aristotélica.
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Los Padres de la Iglesia aúnan la ciencia sagrada
y la nota de santidad, reconocida por la Iglesia.
Los tiempos de oro de la PatrÃstica fueron los
siglos IV y V. Los Padres son escritores cristiano
s anteriores al año 750 que reúnen tres
caracterÃsticas 1) ortodoxia de doctrina 2)
santidad de vida 3) aprobación al menos tácita
de la Iglesia.
Los Padres son los testigos de la Tradición de la
Iglesia, en aquellas doctrinas en las que
sus afirmaciones son coincidentes.
Trento a nadie le es lÃcito inter- pretar la
Escritura contra el con- senso unánime de los
Padres.
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Más antiguo de los Padres orientales San
Atanasio (295-373), obispo de AlejandrÃa y
principal de- fensor de la ortodoxia católica
frente a la herejÃa arriana (diácono en Nicea,
pontificado de 45 años, 17 de los cuales los pasó
desterrado).
De la escuela alejandrina, los Padres
capadocios - San Basilio el Grande (330-379),
obispo de Cesarea, destacó por sus escritos
teológicos antiarrianos. Organizador del
monacato oriental (autor de dos reglas monásticas
y de una liturgia). - San Gregorio de Nacianzo
(329-390) defender la dignidad del Hijo y del
EspÃritu Santo le valió el apelativo de el
Teólogo. - San Gregorio de Nisa (335-394) autor
de la Gran Catequesis.
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San Juan Crisóstomo (344-407) Boca de oro.
Comentó numerosos libros de la Biblia. Sus
homilÃas le acarrearon la enemistad de
la emperatriz Eudoxia destierro hasta la muerte.
San Cirilo de AlejandrÃa (370-444) mantuvo la
doctrina ortodoxa frente a Nestorio. Influencia
decisiva en el concilio de Efeso (431), donde
se definió la Maternidad divina de MarÃa.
Último Padre oriental San Juan Damasceno ( 750)
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San Ambrosio (333-397) Elevado al episcopado
(Milán) por aclamación popular, siendo todavÃa
simple catecúmeno. Notable actividad literaria de
exégesis bÃblica y predicación. Amigo y consejero
de 3 emperadores y excomulgó a Teodosio el Grande.
San Jerónimo (342-420) sucesivas residencias en
AntioquÃa, Constantinopla, Tréveris, Roma y
Belén. Historiador y exegeta. Traducción de la
Biblia la Vulgata (Trento autenticidad).
San AgustÃn (354-430) principal padre de la
Iglesia y una de las figuras cumbres de la
historia. Obispo de Hipona. Escribió entre otras
obras, las Confe- siones, el De Trinitate, La
Ciudad de Dios. Se le llama Doctor gratiae por
su largo esfuerzo para combatir la doctrina de
Pelagio sobre la gracia.
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Dos Papas a los cuales la historia les atribuye
el apelativo de Magno
San León I ( 461) contribuyó de modo sustancial
a la formulación del dogma cristológico. Se le
debe también la teologÃa del Primado romano y su
fundamento escriturÃstico en el Primado de Pedro.
San Gregorio I (540-604) sus obras -los
Morales y los Diálogos- ten- drán gran
influencia en la Edad Me- dia. El canto
gregoriano se conservó vivo en la Iglesia hasta
nuestros dÃas.
Último Padre occidental San Isidoro de Sevilla
( 636)
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Durante los tres primeros siglos, ascetas y
vÃrgenes no abando- naban el mundo ni se reunÃan,
de ordinario, a vivir en común. Habitaban en sus
casas y administraban sus bienes.
Desde principios del siglo IV, la tradición
ascética dio vida a la institución del monacato,
con el rasgo peculiar de huida del mundo.
En el Alto Egipto, San Pacomio (286-346) aportó
al monacato la vida en común y la obediencia al
superior religioso.
En Asia Menor, San Basilio (330-379) promovió
y organizó el monacato. Las observancias de San
Basilio fueron base del monacato bizantino, y su
influencia literaria se recibió también en
Occidente.
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Obispos ilustres (San Ambrosio, Eusebio de
Vercelli,...) promo- vieron el monacato entre el
clero de sus iglesias. Particular relieve tuvo
San AgustÃn que reunió a sus clérigos e instituyó
para ellos la vida en común. La Regla de San
AgustÃn se tomarÃa como norma en los siglos
medievales.
Lugar de honor en el monacato occidental San
Benito (480-547).Fundó y gobernó dos monasterios
Subiaco primero y Montecasino donde compuso su
celebérrima regla. El Código benedictino alcanzó
con el tiempo un éxito inmenso y se convirtió en
la regla tÃpica del monacato occidental.