LOS MARTIRES DE BARCELONA

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LOS MARTIRES DE BARCELONA
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Ya hace 70 años
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• Cuatro religiosos Misioneros de los Sagrados
  Corazones
• entre otros muchos cayeron abatidos
• por las balas en aquella locura colectiva que
  fue la guerra civil española de 1936.

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Dos presbíteros Los Padres Simó Reynés y
Miquel Pons
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y dos Hermanos Coadjutores
Pau Noguera
Francesc Mayol
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Con ellos, dos religiosas franciscanas
Hijas de la Misericordia
Catalina Caldés
Miquela Rullan
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la señora Prudència Canyelles

También una laica capaz de morir por dar
hospitalidad a unos clérigos acosados
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• La tragedia hermanó
• con lazos de sangre
• este grupo de Mártires de Barcelona.

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• Se trataba de personas sencillas,
• sin ambiciones y sin iniciativas de grandes
  vuelos. Personas retraídas, tímidas y en algún
  caso hasta enfermizas.

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• Vivían en el anonimato
• en un barrio obrero y periférico de Barcelona.

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• Los religiosos presbíteros se dedicaban
• a ministerios pastorales más bien
• modestos los coadjutores,
• a las tareas domésticas.

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Las franciscanas velaban en la cabecera de
los enfermos
y enseñaban a los niños las primeras
letras.
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Y la señora Prudencia, que atendió muchos
años a su esposo tuberculoso,
impartía catequesis y
recogía fondos a favor de los más humildes.
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• Cómo podían provocar tanto odio
• y venganza?

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• Sólo se comprende
• el asesinato
• si los verdugos apuntaban a una causa, una idea
  y una fe que se hallaba más allá.
• Eran meros símbolos de lo que se pretendía
  destruir.

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Los mártires del barrio del Coll, en
Barcelona, conforman un hermoso legado
patrimonial para todos nosotros.
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Presbíteros o no, laicos o clérigos, varones o
mujeres, todos mostraron el mismo empeño en ser
fieles a su conciencia y dar la mano al prójimo.
Al final no rehuyeron entregar la vida por el
Amado y enterrarse como grano de trigo en el
surco.
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Los mártires son necesarios como era
necesario que muriera el Hijo del Hombre para
demostrar que la evangelización, la lucha y el
compromiso de la Iglesia no queda en meras
palabras.
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Ellos dan credibilidad a la Iglesia!
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Es posible que el lastre de la Iglesia
que siempre es santa y pecadora enturbiara
un poco la situación y que los victimarios
tuvieran sus razones. Pedimos perdón Y
perdonamos por la parte que nos
toca.
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Ante los que no rehuyeron decir que sí, los que
amaron con el mayor amor posible, los que dieron
la vida por Jesús de Nazaret,
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los creyentes inclinamos la frente, oramos en
silencio,
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suplicamos poder seguirlos en el
testimonio que da la vida gratuitamente
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• y la gracia de
• ser agentes de reconciliación
• en todas las guerras y enfrentamientos.

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Texto Manuel Soler Palà
Realización Jaume Reynés Matas y Pep Barceló
Enero 2006
FIN