Irnalda Cruz Fandez

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Irnalda Cruz Faúndez

• Nacida en Rancagua, miembro de varios grupos
  culturales, esta cuentista , es colaboradora de
  periódicos locales. Algunos relatos han recibido
  premios de PRODEMU. Actualmente es la Jefe de
  Finanzas de la Ilustre Municipalidad de Coltauco.
• Entre sus cuentos destacan La Quintrala
  Coltauquina, La Fiesta, El Huaso y la TV.

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LA QUINTRALA COLTAUQUINA

• Sonriente camina enseñando su largo
  cabello negro y ondeante figura, Marujita tiene
  embrujado a todo Coltauco, hija de un
  terrateniente de la zona muy católico, ha
  conquistado a más de un vecino.
• Su casa rodeada de parronales y un
  corredor que bordea las estancias hacen de ella
  un refrescante lugar de descanso. Es la hora del
  crepúsculo y su padre don Abelardo decide hablar
  con Marujita de los comentarios que escuchó en la
  misa del Domingo.
• - Dicen que te han visto conversando con
  Felipe después de la salida de la misa, con José
  María en la calle y por si fuera poco con
  Joaquín en la plaza.
• - Es verdad que los he visto, pero no
  tienes de que preocuparte, son solo buenos
  amigos.
• - No quiero que estés en boca de nadie, y
  te prohíbo que continúes con esa amistad.
• La Marujita quedó desconsolada, lejos
  de allí dos amigos comentan la nueva aventura que
  tienen, uno de ellos menciona el nombre de la
  dama, sorprendido el que escucha - dice - pero
  cómo? también eres amigo de la Marujita, es tan
  linda ella que no valdría la pena que nos
  pusiéramos a pelear, que tal si nos ponemos de
  acuerdo a la hora en que cada uno de nosotros
  pueda verla, seguiremos siendo amigos y podemos
  compartir la amistad de la Maruja.
• Dicho y hecho, cada uno de ellos
  cumplió la promesa - Solo que descubrieron que
  otro amigo en común visitaba a la dama en
  cuestión, ni cortos ni perezosos - incluyeron a
  éste en el plan de visitas que ellos tenían.

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• Las exigencias del padre de Marujita
  fueron mayores, los comentarios en el pequeño
  pueblo habían aumentado. Marujita muy
  entusiasmada con sus enamorados decidió darles
  cita a cada uno de ellos en su habitación en
  avanzadas horas de la noche.
• Felipe, Joaquín y José María se
  turnaron sin problemas, aún cuando reticentes en
  los primeros días debido a que don Abelardo
  mantenía unos mastines como guardianes que de
  solo mirarlos calmaban al más fogoso de los
  amantes, ya que la Marujita al invitarlos a su
  habitación decidió también darle una nueva razón
  a esta visita.
• Los instruyó de tal manera que
  rodearan la enorme casona, dejando ella los
  perros en un segundo patio que tenía la enorme
  propiedad que habitaba. Durante muchas semanas
  los entusiastas enamorados siguieron visitando a
  la dama, solo que eufóricos en sus momentos de
  amor no se dieron cuenta que el ruido que hacían
  ocasionó que don Abelardo se desvelara una noche
  cualquiera, y que. levantándose silenciosamente
  cargara su escopeta de dos tiros que siempre
  mantenía a su cabecera y saliera sigilosamente a
  revisar su hacienda en busca de quien
  supuestamente estuviera robando en su propiedad,
  al pasar frente a la ventana de su hija - sintió
  unos ruidos extraños- llama en voz alta Maruja
  ! Qué sucede ?, al escuchar la voz de su padre,
  la Marujita se alza en su cama y conmina a José
  María a abandonar la cama y salir de su
  habitación, vestido solo con un calzoncillo el
  pobre hombre abre las ventanas para salir por el
  mismo camino, - para su desdicha don Abelardo
  había soltado los perros y éstos se encontraban
  justo debajo de la ventana de su amada, -
  retrocede y pregunta - Qué hago ? - Mi padre
  aún debe estar en el patio interior sale por la
  puerta del frente.
• José María salió como alma en pena
  huyendo de sus pecados, con tan mala suerte para
  él que las luces de las galerías se prendieron
  como un fogonazo alumbrado su cuerpo a medio
  vestir, los perros alterados por el nudo de sus
  pisadas en las hojas caídas partieron veloces
  tras su rastro, la oscuridad lo recibió en sus
  brazos, desesperado por esconderse de don
  Abelardo y los perros se para bajo una enorme
  higuera y ni corto ni perezoso sube a ella como
  si fuera un mono, se sienta en una de las ramas e
  intenta vestirse haciendo equilibrio par no
  caerse.

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• Don Abelardo corre tras la sombra que
  divisa a lo lejos y cansado y cesando aún por la
  carrera viene a dar justo bajo la higuera.
• - Detente ladrón - grita - y acto
  seguido dispara a la oscuridad, luego se
  arrepiente y musita en un susurro - si continuo
  disparando podría matar a alguien - será mejor
  que dispare este tiro al aire, acto seguido
  levanta la carabina y dispara al cielo - los
  perdigones pasan a un costado de José María,
  quien aterrado se suelta de la rama que lo cobija
  y va a dar al suelo junto con su ropa, caliendo
  justo al lado de don Abelardo, que sorprendido
  reacciona con rapidez e intenta volver a cargar
  la escopeta, en una fracción de segundo José Mana
  se levanta del suelo y corre a perderse en la
  espesura del bosque vecino prometiéndose que
  nunca más volvería a realizar una visita
  nocturna. Marujita en tanto prepara su nidito de
  amor para recibir a su siguiente enamorado para
  que éste finalice lo que comenzó José María.
• -- Fin --
• (Copia textual libro los hechizos de Coltrau)