Title: SALMO 121
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3 La alegría de los peregrinos al emprender la
marcha hacia Jerusalén (v. 1), el espectáculo de
las tribus que avanzaban procesionalmente (v. 4)
y la emoción que se experimentaba al pisar el
suelo de Sión (v. 2), dan pie al salmista para
hacer un elogio entusiasta de la Ciudad santa.
La masa compacta y armoniosa de sus casas y
sus palacios (v. 3), imagen de la unidad del
Pueblo elegido (Sal. 87), constituía un especial
motivo de admiración. En los versículos finales,
el elogio se convierte en augurio de felicidad
para Jerusalén y sus moradores (vs. 6-9).
41. CON ISRAEL
Salmo de "peregrinación" en ritmo gradual, con
palabras claves que se repiten. Los peregrinos,
después de un largo viaje de acercamiento llegan
finalmente ante Jerusalén. Uno de ellos exclama
de alegría y admiración. La ciudad qué bella es!
Se siente la sorpresa de un pueblerino o de un
nómada pasmado al mirar las construcciones que
forman un todo compacto casas, calles, palacios,
el templo, todo rodeado de murallas y torres
sólidas.
2. CON JESÚS
En esta "ciudad", única en el mundo, Jesucristo
murió y resucitó! En esta ciudad se celebró la
primera Eucaristía, misterio de "agrupación"
fraternal de todos los hombres, alrededor del
Cuerpo de Cristo, nuevo Templo de Dios!
3. CON NUESTRO TIEMPO
Alegría iremos a la Casa del Señor! La
experiencia de la peregrinación que entonces se
hacía a pie, debía tener un profundo sentido
simbólico partir de casa, ponerse en marcha,
afrontar los peligros y la fatiga de un largo
viaje, contar los días, tener la mente fija en la
meta lejana, que día a día se acerca... Mirar
finalmente la colina, largamente deseada! Es
ésta la parábola de la condici6n humana, en
marcha hacia la "Casa de Dios". Estamos
realmente en marcha hacia Dios? Concebimos
nuestra vida como algo que avanza, que avanza
hacia una meta, hacia alguien?
5Qué alegría cuando me dijeron "Vamos a la casa
del Señor"!Ya están pisando nuestros pies tus
umbrales, Jerusalén.
6Jerusalén está fundada como ciudad bien
compacta.Allá suben las tribus, las tribus del
Señor,
7según la costumbre de Israel, a celebrar el
nombre del Señoren ella están los tribunales de
justicia, en el palacio de David.
8Desead la paz a Jerusalén "Vivan seguros los que
te aman,haya paz dentro de tus muros, seguridad
en tus palacios".
9Por mis hermanos y compañeros, voy a decir "La
paz contigo".Por la casa del Señor, nuestro
Dios, te deseo todo bien.
10Jerusalén, tu nombre es Ciudad de Paz y, sin
embargo, no has visto la paz desde que te
fundaron. Estás destinada a ser la ciudad donde
todas las tribus se reúnan para unirse y, sin
embargo, a través de la historia sólo han venido
a ti para luchar. Tus muros han sido edificados y
destruidos una y otra vez un templo nuevo se
erigió sobre las ruinas del antiguo, muchos
gobernantes se han sentado en el trono de David,
y hoy la policía armada patrulla tus calles día y
noche.
Jerusalén, qué ha sido de tu paz? Por qué ha
huido siempre de tus murallas, a pesar de
proclamarla con tu deseo y con tu nombre? Por
qué está tu historia llena de sangre, y tu cielo
sigue ennegrecido por el odio? Es tu nombre
Ciudad de Paz o Ciudad de Terror? No eres tú
el corazón de las tribus de Israel, la cuna de la
fe del hombre, la patria de todos los hijos de
Dios? Por qué eres ahora noticia en los
periódicos, en vez de ser bendición en la
plegaria? Por qué has de ser protegida tú, cuyo
deber y privilegio era proteger a todos cuantos
vinieran a ti?
Seas lo que seas, Jerusalén, yo siempre seguiré
de camino hacia ti. Peregrino perpetuo de tu
eterno encanto. Siempre soñando en tus puertas,
peregrinando a tu templo, escudriñando el
horizonte para ver cuándo aparece el perfil de
tus torres contra el cielo azul. Para mí, tu
nombre resume todo a lo que aspiro llegar en esta
vida y en la otra justicia, felicidad,
salvación, paz. Tú eres símbolo y esperanza,
fantasía y plegaria, piedra y poesía. Siempre
camino hacia ti, y me lleno de alegría cuando
oigo decir a mis hermanos Vamos a la casa del
Señor.
11Te damos gracias, Señor Jesucristo, por la
alegría que nos has dado en tu ciudad de
Jerusalén tu santa resurrección y la efusión de
tu Espíritu que, al reunirnos mañana con
nuestros hermanos y compañeros en la asamblea
eucarística, sintamos nuevamente el gozo de tu
presencia de Resucitado, que nos desea la paz,
como hiciste en el primer domingo con tus
discípulos, tú que fuiste muerto y ahora vives,
por los siglos de los siglos. Amén.
Música Salve Regina Liturgia Corsa