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San Felipe Neri

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San Felipe Neri Fiesta:26 de mayo Fuente: www.corazones.org El hombre busca la felicidad, pero nada de este mundo puede d rsela. La felicidad es el fruto ... – PowerPoint PPT presentation

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Title: San Felipe Neri


1
San Felipe Neri
  • Fiesta26 de mayo

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Fuente www.corazones.org
2
El hombre busca la felicidad, pero nada de este
mundo puede dársela. La felicidad es el fruto
sobrenatural de la presencia de Dios en el alma.
Es la felicidad de los santos. Ellos la viven en
las mas adversas circunstancias y nada ni nadie
se las puede quitar. San Felipe Neri ilustra
admirablemente la felicidad de la santidad.
Dispuesto a todo por Cristo, logrĂł maravillas
en su vida y la gloria del cielo.
3
NaciĂł en Florencia, Italia, en 1515. Desde
pequeño San Felipe era afable, obediente y
amante de la oraciĂłn. En su juventud le gustaba
visitar a los padres dominicos del Monasterio de
San Marco y segĂşn su propio testimonio estos
padres le inspiraron a la virtud.
Cascia
Florencia Italia
4
A los 17 años lo enviaron a San Germano, cerca de
Monte Casino, como aprendiz de Romolo, un
mercante primo de su padre. Su estancia ahĂ­ no
fue muy prolongada, ya que al poco tiempo tuvo
Felipe la experiencia mĂ­stica que Ă©l llamarĂ­a,
más tarde, su "conversión" y, desde ese momento,
dejaron de interesarle los negocios. PartiĂł a
Roma, sin dinero y sin ningĂşn proyecto, confiado
Ăşnicamente en la Providencia. Los dos primeros
años que pasó en Roma, entregado día y noche a la
oraciĂłn, lo preparĂł interiormente,
fortaleciendo su vida espiritual y se confirmĂł
en el deseo de servir a Dios. Al cabo de esos
dos años, San Felipe hizo sus estudios de
filosofĂ­a y teologĂ­a en la Sapienza y en
Sant'Agostino. Era muy devoto al estudio, sin
embargo le costaba concentrarse en ellos porque
su mente se absorbĂ­a en el amor de Dios,
especialmente al contemplar el crucifijo.
Cascia
Roma
5
El comprendĂ­a que JesĂşs, fuente de toda la
sabidurĂ­a de la filosofĂ­a y teologĂ­a le llenaba
el alma en el silencio de la oraciĂłn. A los tres
años de estudio, cuando el tesón y el éxito con
que habĂ­a trabajado abrĂ­an ante Ă©l una brillante
carrera, San Felipe abandonĂł sĂşbitamente los
estudios. Movido probablemente por una
inspiraciĂłn divina, vendiĂł la mayor parte de sus
libros y se consagrĂł al apostolado.
Cascia
6
La vida religiosa del pueblo de Roma dejaba mucho
que desear, graves abusos abundaban en la
Iglesia todo el mundo lo reconocĂ­a pero muy
pocos lo remediaban. En el Colegio cardenalicio
gobernaban los Medici, de suerte que muchos
cardenales se comportaban más bien como príncipes
seculares que como eclesiásticos. El renacimiento
de los estudios clásicos había sustituido los
ideales cristianos por los paganos, con el
consiguiente debilitamiento de la fe y el
descenso del nivel moral. El clero habĂ­a caĂ­do
en la indiferencia, cuando no en la corrupciĂłn
la mayorĂ­a de los sacerdotes no celebraba la
misa sino rara vez, dejaba arruinarse las
iglesias y se desentendĂ­a del cuidado espiritual
de los fieles. El pueblo, por ende, se habĂ­a
alejado de Dios. La obra de San Felipe habrĂ­a de
consistir en reevangelizar la ciudad de Roma y
lo hizo con tal Ă©xito, que un dĂ­a se le llamarĂ­a
"el ApĂłstol de Roma".
Colegio Cardenalicio
7
Los comienzos fueron modestos. San Felipe iba a
la calle o al mercado y empezaba a conversar con
las gentes. Particularmente con los empleados de
los bancos y las tiendas del barrio de
Sant'Angelo. Como era muy simpático y tenía un
buen sentido del humor, no le costaba trabajo
entablar conversaciĂłn, en el curso de la cual
dejaba caer alguna palabra oportuna acerca del
amor de Dios o del estado espiritual de sus
interlocutores. AsĂ­ fue logrando, poco a poco,
que numerosas personas cambiasen de vida.
Sant'Angelo
8
El santo acostumbraba saludar a sus amigos con
estas palabras "Y bien, hermanos, cuándo
vamos a empezar a ser mejores?" Si Ă©stos le
preguntaban qué debían hacer para mejorar, el
santo los llevaba consigo a cuidar a los enfermos
de los hospitales y a visitar las siete iglesias,
que era una de sus devociones favoritas.
9
San Felipe consagraba el dĂ­a entero al
apostolado pero al atardecer, se retiraba a la
soledad para entrar en profunda oraciĂłn y, con
frecuencia, pasaba la noche en el pĂłrtico de
alguna iglesia, o en las catacumbas de San
Sebastián, junto a la Vía Appia. Se hallaba ahí,
precisamente, la víspera de Pentecostés de 1544,
pidiendo los dones del EspĂ­ritu Santo, cuando
vio venir del cielo un globo de fuego que penetrĂł
en su boca y se dilatĂł en su pecho.
10
El santo se sintiĂł poseĂ­do por un amor de Dios
tan enorme, que parecĂ­a ahogarle cayĂł al
suelo, como derribado y exclamĂł con acento de
dolor Basta, Señor, basta! No puedo
soportarlo más!" Cuando recuperó plenamente la
conciencia, descubriĂł que su pecho estaba
hinchado, teniendo un bulto del tamaño de un
puño pero jamás-le causó dolor alguno. A
partir de entonces, San Felipe experimentaba
tales accesos de amor de Dios, que todo su
cuerpo se estremecĂ­a.
11
A menudo tenĂ­a que descubrirse el pecho para
aliviar un poco el ardor que lo consumĂ­a y
rogaba a Dios que mitigase sus consuelos para no
morir de gozo. Tan fuertes eran las
palpitaciones de su corazĂłn que otros podĂ­an
oĂ­rlas y sentir sus palpitaciones,
especialmente años mas tarde, cuando como
sacerdote, celebraba La Santa Misa, confesaba o
predicaba. Había también un resplandor celestial
que desde su corazĂłn emanaba calor. Tras su
muerte, la autopsia del cadáver del santo reveló
que tenĂ­a dos costillas rotas y que Ă©stas se
habían arqueado para dejar más sitio al corazón.
12
San Felipe, habiendo recibido tanto, se
entregaba plenamente a las obras corporales de
misericordia. En 1548, con la ayuda del P.
Persiano Rossa, su confesor, que vivĂ­a en San
Girolamo della Carita y unos 15 laicos, San
Felipe fundĂł la CofradĂ­a de la SantĂ­sima
Trinidad, conocida como la cofradĂ­a de los
pobres, que se reunĂ­a para los ejercicios
espirituales en la iglesia de San Salvatore in
Campo. Dicha cofradĂ­a, que se encargaba de
socorrer a los peregrinos necesitados, ayudĂł a
San Felipe a difundir la devociĂłn de las cuarenta
horas (adoraciĂłn EucarĂ­stica), durante las
cuales solĂ­a dar breves reflexiones llenas de
amor que conmovĂ­an a todos.

Iglesia San Salvatore in Campo
13

Dios bendijo el trabajo de la cofradĂ­a y pronto
fundó el célebre hospital de Santa Trinita dei
Pellegrini en el año jubilar de 1575, los
miembros de la cofradĂ­a atendieron ahĂ­ a 145,000
peregrinos y se encargaron, más tarde, de
cuidar a los pobres durante la convalecencia.
Así pues, a los treinta y cuatro años de edad,
San Felipe habĂ­a hecho ya grandes cosas.
14
SacerdoteSu confesor estaba persuadido de que
San Felipe harĂ­a cosas todavĂ­a mayores si
recibĂ­a la ordenaciĂłn sacerdotal. Aunque el
santo se resistĂ­a a ello, por humildad, acabĂł
por seguir el consejo de su confesor. El 23 de
mayo de 1551 recibiĂł las Ăłrdenes sagradas. TenĂ­a
36 años. A partir de ese momento, ejerció el
apostolado sobre todo en el confesionario, en el
que se sentaba desde la madrugada hasta el
mediodĂ­a, algunas veces hasta las horas de la
tarde, para atender a una multitud de penitentes
de toda edad y condiciĂłn social. El santo tenĂ­a
el poder de leer el pensamiento de sus penitentes
y logrĂł numerosas conversiones. Con paciencia
analizaba cada pecado y con gran sabidurĂ­a
prescribĂ­a el remedio. Con gentileza y gran
compasiĂłn guiaba a los penitentes en el camino
de la santidad.

15
Enseñó a sus penitentes el valor de la
mortificación y las prácticas que ayudasen a
crecer en humildad. Algunos recibĂ­an de
penitencia mendigar por alimentos u otras
prácticas de humillación. Uno de los beneficios
de la guerra contra el ego es que abre la puerta
a la oraciĂłn. DecĂ­a "Un hombre sin oraciĂłn es
un animal sin razón". Enseñaba la importancia
de llenar la mente con pensamientos santos y
pensaba que para lograrlo se debĂ­a hacer lectura
espiritual, especialmente de los santos.
Celebraba con gran devociĂłn la misa diaria cosa
que muchos sacerdotes habĂ­an abandonado. Con
frecuencia experimentaba el Ă©xtasis durante la
misa y se le observĂł levitando en algunas
ocasiones. Para no llamar la atenciĂłn trataba de
celebrar la Ăşltima misa del dĂ­a, en la que habĂ­a
menos personas.

16
Conversaciones espiritualesOrganizaba
conversaciones espirituales en las que se oraba y
se leĂ­an las vidas de los santos y misioneros.
Terminaban con una visita al SantĂ­simo
Sacramento en alguna iglesia o con la asistencia
a las vĂ­speras. Eran tantos los que asistĂ­an a
las conversaciones espirituales que en la iglesia
de San Girolamo se construyĂł una gran sala para
las conferencias de San Felipe y varios
sacerdotes empezaron a ayudarle en la obra. El
pueblo los llamaba "los Oratorianos", porque
tocaban la campana para llamar a los fieles a
rezar en su oratorio. Las reuniones fueron
tomando estructura con oraciĂłn mental, lectura
del Evangelio, comentario, lectura de los santos,
historia de la Iglesia y mĂşsica. MĂşsicos,
incluso Giovanni Palestrina, asistieron y
escribieron mĂşsica para las reuniones. Los
resultados fueron extraordinarios. Muchos
miembros prominentes de la curia asistieron a lo
que se llamaba "el oratorio".

Antiguo Oratorio de San Felipe Neri
17
Inspirado en el ejemplo de la viday muerte
heroicas de San Francisco Javier quiso irse a la
India pero ante una revelaciĂłn Divina decidiĂł
poner en Roma toda su atenciĂłn.

18
La CongregaciĂłn del Oratorio (Los
oratorianos)En 1564 el Papa PĂ­o IV pidiĂł a San
Felipe que asumiera la responsabilidad por la
Iglesia de San Giovanni de los Florentinos. Con
la bendiciĂłn del Papa Gregorio XII, San Felipe y
sus colaboradores adquirieron, en 1575, su
propia Iglesia, Santa MarĂ­a de Vallicella. El
Papa aprobĂł formalmente la CongregaciĂłn del
Oratorio. El instituto tenĂ­a como fin la
oraciĂłn, la predicaciĂłn y la administraciĂłn de
los sacramentos. La Iglesia de Santa MarĂ­a in
Vallicella estaba en ruinas y resultaba demasiado
pequeña. San Felipe fue además avisado en una
visiĂłn que la Iglesia estaba a punto del
derrumbe, siendo sostenida por la Virgen.

Santa MarĂ­a de Vallicella
19
El santo decidió demolerla y construir una más
grande. ResultĂł que los obreros encontraron la
viga principal estaba desconectada de todo apoyo.
Bajo la direcciĂłn de San Felipe la excavaciĂłn
comenzĂł en el lugar donde una antigua fundaciĂłn
yacĂ­a escondida. Estas ruinas proveyeron la
necesaria fundaciĂłn para una porciĂłn de la nueva
Iglesia y suficiente piedra para el resto de la
base. En menos de dos años los padres se
mudarona la "Chiesa Nuova".

Santa MarĂ­a de Vallicella
20
ApariciĂłn de la Virgen y curaciĂłnFue siempre de
salud delicada. En cierta ocasiĂłn, la SantĂ­sima
Virgen se le apareciĂł y le curĂł de una
enfermedad de la vesĂ­cula. El suceso aconteciĂł
asĂ­ el santo habĂ­a casi perdido el
conocimiento, cuando sĂşbitamente se incorporĂł,
abriĂł los brazos v exclamĂł "Mi hermosa
Señora! "Mi santa Señora!" El médico que le
asistĂ­a le tomĂł por el brazo, pero San Felipe le
dijo "Dejadme abrazar a mi Madre que ha venido
a visitarme". Después, cayó en la cuenta de que
habĂ­a varios testigos y escondiĂł el rostro entre
las sábanas, como un niño, pues no le gustaba
que le tomasen por santo.

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Dones extraordinariosSan Felipe tenĂ­a el don de
curación, devolviéndole la salud a muchos
enfermos. También, en diversas ocasiones,
predijo el porvenir. VivĂ­a en estrecho contacto
con lo sobrenatural y experimentaba frecuentes
Ă©xtasis.Quienes lo vieron en Ă©xtasis dieron
testimonio de que su rostro brillaba con una luz
celestial.

22
Últimos añosDurante sus últimos años fueron
muchos los cardenales que lo tenĂ­an como
consejero. Sufrió varias enfermedades y dos años
antes de morir logrĂł renunciar a su cargo de
superior. Obtuvo permiso de celebrar
diariamente la misa en el pequeño oratorio que
estaba junto a su cuarto. Como frecuentemente
era arrebatado en Ă©xtasis durante la misa, los
asistentes acabaron por tomar la costumbre de
retirarse al "Agnus Dei". El acĂłlito hacĂ­a lo
mismo. Después de apagar los cirios, encender
una lamparilla y colgar de la puerta un letrero
para anunciar que San Felipe estaba celebrando
todavía dos horas después volvía el acólito,
encendĂ­a de nuevo los cirios y la misa
continuaba.

23
Su muerte.El dĂ­a de Corpus Christi, 25 de mayo
de 1595, el santo estaba desbordante de alegrĂ­a,
de suerte que su médico le dijo que nunca le
habĂ­a visto tan bien durante los Ăşltimos diez
años. Pero San Felipe sabía perfectamente que
habĂ­a llegado su Ăşltima hora. ConfesĂł durante
todo el dĂ­a y recibiĂł, como de costumbre, a los
visitantes. Pero antes de retirarse, dijo "A
fin de cuentas, hay que morir". Hacia medianoche
sufriĂł un ataque tan agudo, que se convocĂł a la
comunidad. Baronio quién lo sustituyó cómo
superior, después de leer las oraciones de los
agonizantes, le pidiĂł que se despidiese de sus
hijos y los bendijese. El santo, que ya no podĂ­a
hablar, levantĂł la mano para dar la bendiciĂłn y
murió un instante después. Tenía entonces
ochenta años y dejaba tras de sí una obra
imperecedera.

24
San Felipe fue canonizado en 1622El cuerpo
incorrupto de San Felipe esta en la iglesia de
Santa MarĂ­a en Vallicella, bajo un hermoso
mosaico de su visiĂłn de la Virgen MarĂ­a de 1594.
Santa MarĂ­a de Vallicella

25
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