Title: Reflexiones sobre la Resurrecci
1Reflexiones sobre la Resurrección de Cristo por
la Sierva de Dios Madre Mercedes de Jesús,
Monja Concepcionista de Alcázar de San Juan.
2La Resurrección de Cristo ha rasgado el cielo
para el hombre y lo ha puesto en sus manos.
Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a
su Hijo único.Resurgiendo de la tumba, Jesús
lo transformó todo
3Los árboles, los pájaros, el aire, la luz, todo
nos habla de Dios, de su amor y misericordia, de
su designio salvador sobre el hombre que apunta a
la transformación en Él.
Si miramos las cosas desde el fondo del corazón a
la luz de la resurrección toda la creación se nos
manifiesta radiante
4La noche de la Resurrección de Cristo se volvió
clara como el día.
- Toda la creación, el cielo, la aurora, el abismo,
el mar, la tiniebla, todo se convierte en un
abrazo divino lleno de luz que lo abarca todo, lo
penetra todo, vivificando con su presencia
nuestro caminar hacia Él.
5Qué incomparables encuentro tus designios, Dios
mío, qué inmenso es su conjunto! Mira si mi
camino se desvía, guíame por el camino de tu luz
eterna, de tu resurrección
6El encuentro con Cristo glorioso, el encuentro
Pascual, nos da la victoria sobre el mal. Es un
encuentro de amor y de vida resucitada.
Cristo Vencedor completa su obra haciéndose
compañero nuestro, convirtiéndose en bienhechor,
en alcázar, en baluarte donde el hombre se pone
a salvo, porque después del pecado no era bueno
que el hombre continuase caído, derrotado.
7Cristo, Mesías, Rey y Sacerdote es nuestra
Pascua, es decir, es nuestro paso de la
esclavitud del pecado a la libertad de los hijos
de Dios, es nuestro paso de la tierra al cielo.
8Tiempo Pascual significa nueva vida.Nueva vida
sacada de la Resurrección de Cristo que nos ha de
transformar como transformó a los apóstoles.
9Los apóstoles quedaron transformados ante la
presencia de Jesús resucitado, y el testimonio de
su vida, que fue muy dura.
- Y nosotros
- nos dejamos
- transformar por ella?
10De hombres miedosos, cobardes, pues huyeron todos
la noche del prendimiento del Maestro de hombres
desunidos, como lo atestigua la ausencia de Tomás
el día de la primera aparición del Resucitado a
los apóstoles de hombres incrédulos ante el
testimonio de las mujeres que les anunciaron la
Resurrección de Cristo, pasaron, a ser hombres
valientes, predicando a Cristo sin miedo a la
muerte. Pasaron a ser una comunidad unida, que
llegaban con facilidad a un común sentir y hacer.
Pasaron a ser signos vivos del desprendimiento y
del amor vendían lo que poseían y lo entregaban
a los apóstoles.
11Se puede pedir más?
- Por eso todos gozaban de gracia singular, o sea,
que a cada uno - le desbordaba la gracia del Resucitado,
convirtiéndose en fuente de vida, de alegría y de
paz - para los demás. Y, sobre todo, de fe!
12La respuesta sería la santidad, pero una
santidad desbordante que acabase con todo el
pecado en nosotros
- con todo egoísmo, con toda fuerza negativa,
con toda resistencia a la gracia y al amor de
Dios y de unos con otros.
13Vida nueva de gracia, sin pecado, cuyo primer
fruto es María Inmaculada, la siempre limpia de
pecado, la pura y santa.
- Yo soy el Alfa y la Omega.
- Jesús es el que ha hecho
- la nueva creación,
- con su vida, redención
- y resurrección.
14Y es Él, por medio de los Sacramentos, por medio
de su Iglesia, el que nos da a beber el agua de
la vida.Su gracia y su espíritu, su amor
nuevo nos hace ver nuevas todas las cosas.
Verlas con los ojos de Dios, limpios y puros.
15Aprenderemos a ver la nueva creación, a verlo
todo con la mente de Dios, a verla con los ojos
con que fue creada, ojos que nos da el espíritu
de la Resurrección de Jesús.
16Veremos que la muerte a uno mismo es para
nosotros la resurrección, porque es vivir la
vida en el espíritu, en el de Jesús, en el que
ha dicho He aquí que hago nuevas todas las
cosas.
- Las humillaciones, la renuncia, la muerte al
propio egoísmo, son vida para nosotros, porque
ya está hecho así, ya está transformado por
Cristo que es el Alfa y la Omega, el principio y
fin de las cosas, de todo.
17Está transformada la humillación desde que Él se
humilló y la convirtió en ejemplo de vida.
Igualmente la mortificación y renuncia. Está
transformada la incomprensión, el fracaso y la
muerte, en vida, porque para Cristo la Cruz no
fue figura de muerte, sino de vida, pues en ella
nos redimió.
18Y esto vivirlo con paz porque permanecer en su
amor nuevo es nuestra victoria.