Title: M
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3 Es probable que este Canto de Sión (Sal.
46 48 76) haya sido interpretado de distintas
maneras en épocas diversas. En su forma
original, parece estar dirigido a los peregrinos
que llegaban a Sión (vs. 1-2) de todas las
regiones de la diáspora judía, para anunciarles
que también ellos debían sentirse como nacidos en
Jerusalén.
Más tarde, por influencia de algunos oráculos
proféticos (Is. 2. 2-4 Zac. 8. 20-23), el Salmo
fue releído con una perspectiva mesiánica y
universalista Jerusalén estaba llamada a ser el
centro espiritual de todas las naciones, y hasta
los más encarnizados enemigos del Pueblo elegido
-Egipto, Babilonia, Tiro, Filistea y Etiopía (v.
4)- tendrían que reconocer al Dios de Israel y
considerarse ciudadanos de la Ciudad santa (v. 6).
4Jerusalén, madre de todos los pueblos
El canto a Jerusalén, ciudad de la paz y madre
universal, por desgracia está en contraste con la
experiencia histórica que la ciudad vive. Pero la
oración tiene como finalidad sembrar confianza e
infundir esperanza.
La perspectiva universal del salmo 86 puede hacer
pensar en el himno del libro de Isaías, en el
cual confluyen hacia Sión todas las naciones para
escuchar la palabra del Señor y redescubrir la
belleza de la paz, forjando "de sus espadas
arados", y "de sus lanzas podaderas" (cf. Is 2,
2-5). En realidad, el salmo se sitúa en una
perspectiva muy diversa, la de un movimiento que,
en vez de confluir hacia Sión, parte de Sión el
salmista considera a Sión como el origen de todos
los pueblos. Después de declarar el primado de la
ciudad santa no por méritos históricos o
culturales, sino sólo por el amor derramado por
Dios sobre ella (cf. Sal 86, 1-3), el salmo
celebra precisamente este universalismo, que
hermana a todos los pueblos.
Sión es aclamada como madre de toda la humanidad
y no sólo de Israel. Esa afirmación supone una
audacia extraordinaria. El salmista es consciente
de ello y lo hace notar "Qué pregón tan
glorioso para ti, ciudad de Dios!" (v. 3). Cómo
puede la modesta capital de una pequeña nación
presentarse como el origen de pueblos mucho más
poderosos? Por qué Sión puede tener esa inmensa
pretensión? La respuesta se da en la misma
frase Sión es madre de toda la humanidad porque
es la "ciudad de Dios" por eso está en la base
del proyecto de Dios.
5El la ha cimentado sobre el monte santo y el
Señor prefiere las puertas de Sión a todas las
moradas de Jacob.
6Qué pregón tan glorioso para tí, ciudad de
Dios! "Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis
fieles filisteos, tirios y etíopes han nacido
allí".
7Se dirá de Sión "uno por uno todos han nacido en
ella el Altísimo en persona la ha fundado".
8El Señor escribirá en el registro de los
pueblos "Este ha nacido allí". Y cantarán
mientras danzan "todas mis fuerzas están en ti"
9Se dirá de Sión uno por uno, todos han nacido
en ella el Altísimo en persona la ha fundado".
Se me ensanchan las fronteras del corazón,
Señor, cuando rezo esa oración y sueño en ese
momento. Seres de todas las razas que se juntan,
porque todos vienen de ti y son uno en ti. Ese es
tu plan, y yo lo abrazo con fe abierta y deseo
ferviente. Todas las razas son una. Todos los
hombres se encuentran.
El Señor escribirá en el registro de los
pueblos éste ha nacido allí".
Todas las razas nacen en la Ciudad Santa.
Todos los hombres y mujeres son compatriotas
míos. Los miro a la cara y reconozco los rasgos
de familia bajo la alegre variedad de perfiles y
colores. Leo en cada rostro la respuesta de
hermandad en el sentimiento que surge a un tiempo
en mí y en la otra persona.
Dame un corazón ecuménico, Señor. Enséñame a
amar a todos los hombres y respetar a todos los
pueblos. Contaré a Egipto y Babilonia entre mis
fieles filisteos, tirios y etíopes han nacido
allí. Hazme sentir a gusto en todas las
culturas, seguir siempre aprendiendo y abrazar
con comprensión y afecto todo cuanto has creado
en cualquier parte del mundo.
Y cantarán mientras danzan Todas mis fuentes
están en ti!
10Señor Jesús, tú que lloraste sobre la Jerusalén
de la tierra, que había de ser destruida a causa
de su infidelidad, y fundaste la nueva Jerusalén,
madre de todos los creyentes, haz que los
cristianos nos gloriemos siempre de ser hijos de
la Iglesia, tu esposa amada, y que todos los
hombres puedan ser contados un día entre los
hijos de la Jerusalén del cielo. Tú, que vives y
reinas por los siglos de los siglos. Amén.