Title: R1 (l
1Busquemos elementos que amueblan el mundo de
R1 que reaparecen en el mundo de R2 (ejemplo
el SILLÓN)
2Busquemos elementos que amueblan el mundo de
R1 que reaparecen en el mundo de R2 (ejemplo
el SILLÓN)
- R1 (líneas 2-11)
- ... se dejaba interesar lentamente por la trama,
por el dibujo de los personajes. Esa tarde,
después de escribir una carta a su apoderado y
discutir con el mayordomo una cuestión de
aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del
estudio que miraba hacia el parque de los robles.
Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a
la puerta que lo hubiera molestado como una
irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su
mano izquierda acariciara una y otra vez el
terciopelo verde y se puso a leer los últimos
capítulos la ilusión novelesca le ganó casi en
seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse
desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y
sentir a la vez que su cabeza descansaba
cómodamente en el terciopelo del alto respaldo,
los cigarrillos seguían al alcance de la mano,
más allá de los ventanales danzaba el aire del
atardecer bajo los robles.
3Busquemos elementos que amueblan el mundo de
R1 que reaparecen en el mundo de R2 (ejemplo
el SILLÓN)
- R1 (líneas 2-11)
- ... se dejaba interesar lentamente por la trama,
por el dibujo de los personajes. Esa tarde,
después de escribir una carta a su apoderado y
discutir con el mayordomo una cuestión de
aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del
estudio que miraba hacia el parque de los robles.
Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a
la puerta que lo hubiera molestado como una
irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su
mano izquierda acariciara una y otra vez el
terciopelo verde y se puso a leer los últimos
capítulos la ilusión novelesca le ganó casi en
seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse
desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y
sentir a la vez que su cabeza descansaba
cómodamente en el terciopelo del alto respaldo,
los cigarrillos seguían al alcance de la mano,
más allá de los ventanales danzaba el aire del
atardecer bajo los robles.
- R2 (líneas 23-33)
- Empezaba a anochecer ... Desde la senda opuesta
él se volvió un instante para verla correr con el
pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en
los árboles y los setos, hasta distinguir en la
bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba
a la casa. Los perros no debían ladrar, y no
ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y
no estaba. Subió los tres peldaños del porche y
entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le
llegaban las palabras de la mujer primero una
sala azul, después una galería, una escalera
alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la
primera habitación, nadie en la segunda. La
puerta del salón, y entonces el puñal en la mano,
la luz de los ventanales, el alto respaldo de un
sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre
en el sillón leyendo una novela.
4- R1 (líneas 2-11)
- ... se dejaba interesar lentamente por la trama,
por el dibujo de los personajes. Esa tarde,
después de escribir una carta a su apoderado y
discutir con el mayordomo una cuestión de
aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del
estudio que miraba hacia el parque de los robles.
Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a
la puerta que lo hubiera molestado como una
irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su
mano izquierda acariciara una y otra vez el
terciopelo verde y se puso a leer los últimos
capítulos la ilusión novelesca le ganó casi en
seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse
desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y
sentir a la vez que su cabeza descansaba
cómodamente en el terciopelo del alto respaldo,
los cigarrillos seguían al alcance de la mano,
más allá de los ventanales danzaba el aire del
atardecer bajo los robles.
- R2 (líneas 23-33)
- Empezaba a anochecer ... Desde la senda opuesta
él se volvió un instante para verla correr con el
pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en
los árboles y los setos, hasta distinguir en la
bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba
a la casa. Los perros no debían ladrar, y no
ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y
no estaba. Subió los tres peldaños del porche y
entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le
llegaban las palabras de la mujer primero una
sala azul, después una galería, una escalera
alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la
primera habitación, nadie en la segunda. La
puerta del salón, y entonces el puñal en la mano,
la luz de los ventanales, el alto respaldo de un
sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre
en el sillón leyendo una novela.
5- R2 (líneas 23-33)
- Empezaba a anochecer ... Desde la senda opuesta
él se volvió un instante para verla correr con el
pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en
los árboles y los setos, hasta distinguir en la
bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba
a la casa. Los perros no debían ladrar, y no
ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y
no estaba. Subió los tres peldaños del porche y
entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le
llegaban las palabras de la mujer primero una
sala azul, después una galería, una escalera
alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la
primera habitación, nadie en la segunda. La
puerta del salón, y entonces el puñal en la mano,
la luz de los ventanales, el alto respaldo de un
sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre
en el sillón leyendo una novela.
- R1 (líneas 2-11)
- ... se dejaba interesar lentamente por la trama,
por el dibujo de los personajes. Esa tarde,
después de escribir una carta a su apoderado y
discutir con el mayordomo una cuestión de
aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del
estudio que miraba hacia el parque de los robles.
Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a
la puerta que lo hubiera molestado como una
irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su
mano izquierda acariciara una y otra vez el
terciopelo verde y se puso a leer los últimos
capítulos la ilusión novelesca le ganó casi en
seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse
desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y
sentir a la vez que su cabeza descansaba
cómodamente en el terciopelo del alto respaldo,
los cigarrillos seguían al alcance de la mano,
más allá de los ventanales danzaba el aire del
atardecer bajo los robles.
6Podríamos esquematizar así los elementos de
contacto
También hay otros elementos que, sin ser
EXACTAMENTE IGUALES, establecen la CONTINUIDAD
CRONOTÓPICA (ESPACIAL Y TEMPORAL) entre los dos
mundos
- R1
- su sillón favorito (línea no 5)
- terciopelo verde (6-7)
- terciopelo del alto respaldo (10)
- discutir con el mayordomo (3)
- más allá de los ventanales (11)
- R2
- el alto respaldo de un sillón de terciopelo
verde (línea no 32) - El mayordomo no estaría a esa hora (28)
- la luz de los ventanales (31)
7También hay otros elementos que, sin ser
EXACTAMENTE IGUALES, establecen la CONTINUIDAD
CRONOTÓPICA (ESPACIAL Y TEMPORAL) entre los dos
mundos
8También hay otros elementos que, sin ser
EXACTAMENTE IGUALES, establecen la CONTINUIDAD
CRONOTÓPICA (ESPACIAL Y TEMPORAL) entre los dos
mundos
- R1
- Esa tarde (línea no 3)
- el aire del atardecer (11)
- el parque de los robles (4-5)
- bajo los robles (11)
Cuáles son sus correlatos en este mundo?
9También hay otros elementos que, sin ser
EXACTAMENTE IGUALES, establecen la CONTINUIDAD
CRONOTÓPICA (ESPACIAL Y TEMPORAL) entre los dos
mundos
- R1
- Esa tarde (línea no 3)
- el aire del atardecer (11)
- el parque de los robles (4-5)
- bajo los robles (11)
Recuerden el título Continuidad de los parques
10Una vez establecida la continuidad
espacial, veamos ahora la CONTINUIDAD TEMPORAL
- R1
- Esa tarde (línea no 3)
- el aire del atardecer (11)
- R2
- Empezaba a anochecer (línea no 23)
11Una vez establecida la continuidad
espacial, veamos ahora la CONTINUIDAD TEMPORAL
MI propio recorrido espacio-temporal como
LECTOR (re-creador) del cuento
- R1
- Esa tarde (línea no 3)
- el aire del atardecer (11)
- R2
- Empezaba a anochecer (línea no 23)
- la bruma malva del crepúsculo (27)
y el TUYO, y el TUYO, y el TUYO
Por qué el cambio de tarde
a noche crepúsculo?
- Para indicar el TIEMPO que ha tomado el recorrido
ESPACIAL
- el recorrido del amante-asesino
- desde la cabaña hasta la mansión
- el recorrido del personaje-lector
- por las páginas de la novela