Title: Escondida que est
1Escondida que esté la Luna
Es sábado, 28 de noviembre de 2015 1044 p.m.
2Cuántas lunas velarán tu embarcación, de noche,
cuántas noches, escondida que esté la luna, tu
embarcación estará yendo a la deriva!
3Junto al miedo y al hambre, en la noche fría,
te quedará, si el cuerpo aguanta, la
esperanza disfrazada de futuro alargado, sin
saber hasta dónde llegará el futuro o tu sueño
que se esconde en la nostalgia del recuerdo de
los tuyos.
4Emigrante anónimo del hambre, que saliste de tu
familiar entorno en búsqueda de otro mundo ignoto
donde trasformarte en alguien con más futuro
para ti y para los tuyos, no te hagas demasiadas
ilusiones de saciar aquí tu hambre o de encontrar
mejores gentes que las que allí dejaste aquella
noche alumbrada por la tibia luz de luna.
5Yo quisiera, emigrante amigo, de mirada como
ausente, y ojos tristes, asustados, llamarte, en
verdad, hermano, pero cómo, si no soy capaz ni
siquiera de tenderte la mano por el simple hecho
de haber nacido a este lado del mundo,
insolidario, burgués, tan inhumano.
6Cuántas noches, escondida que esté la
luna, tendré que llorar, con remordimiento y
pena, mi pecado, por no haberte abierto
solidaria mi mano, aunque esperaré, con aflicción
sincera, tu perdón de hermano.
7Escondida que esté la luna Cuántas lunas
velarán tu embarcación, de noche, cuántas
noches, escondida que esté la luna, tu
embarcación estará yendo a la deriva! Junto al
miedo y al hambre, en la noche fría, te
quedará, si el cuerpo aguanta, la
esperanza disfrazada de futuro alargado, sin
saber hasta dónde llegará el futuro o tu sueño
que se esconde en la nostalgia del recuerdo de
los tuyos. Emigrante anónimo del hambre, que
saliste de tu familiar entorno en búsqueda de
otro mundo ignoto donde trasformarte en alguien
con más futuro para ti y para los tuyos, no te
hagas demasiadas ilusiones de saciar aquí tu
hambre o de encontrar mejores gentes que las que
allí dejaste aquella noche alumbrada por la
tibia luz de luna.
Yo quisiera, emigrante amigo, de mirada como
ausente, y ojos tristes, asustados, llamarte, en
verdad, hermano, pero cómo, si no soy capaz ni
siquiera de tenderte la mano por el simple hecho
de haber nacido a este lado del mundo,
insolidario, burgués, tan inhumano. Cuántas
noches, escondida que esté la luna, tendré que
llorar, con remordimiento y pena, mi pecado, por
no haberte abierto solidaria mi mano, aunque
esperaré, con aflicción sincera, tu perdón de
hermano. Juan Manuel del Río