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Diapositiva 1

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Title: Diapositiva 1


1
(No Transcript)
2
Etiopía está situada en el llamado Cuerno de
África, ocupando una extensión cercana a la de
dos Españas y con una población que, según el
censo del 2008, superaba los 80 millones de
habitantes, de los cuales, el 50 , tenía 17 años
o menos. La capital, Addis Ababa, supera los
3.500.000 habitantes, situada en el centro del
país sobre una extensa meseta situada a 2.400
metros de altitud.
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(No Transcript)
4
Etiopía no es un país que asociaría a vacaciones
con intereses especiales. La combina-ción de un
paisaje maravilloso, una prolífica vida silvestre
y fascinantes ubicaciones históricas hacen de él
una maravillosa y gratificante visita para el
turista .
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Mujeres con su carga de madera para elaborar
carbón.
6
Es fácil decir en un país como Kenia o Tanzania
que los interesados en historia deben visitar tal
sitio o tal otro, los avistadores de aves
deberían ir aquí o allá o los apasiona-dos del
buceo deberían sumergirse acullá. Etiopía es
mucho más que la suma de sus partes. Aquel sería
un enfoque reduccionista e injusto.
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Ancianas mursi con tocado vegetal
8
Etiopía es en sí mismo un interés especial. Es
cierto que puede ser la clase de país que
despierta amor u odio, y es difícil tratarle como
a cualquier otro país africano. Si visitas
Etiopía, la mejor razón será hacerlo para ver
Etiopía en sí misma y su conjunto.
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Anciana mursi con mujeres al fondo
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En Etiopía tienes los lugares históricos más
variados desde las manifestaciones
prehis-tóricas de Lucy, pasando por la Biblia, la
reina de Saba, las dinastías Salomónicas, el
imperio axumita y los castillos de Gondar,
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Jóvenes mursi con sus abalorios
12
hasta la religiosidad que obró las iglesias
excavadas en la tierra, empotradas en las grutas,
colgadas de los riscos o repartiendo agua bendita
en la Epifanía mientras sacan a relucir sus
copias del Arca de la Alianza
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Mujer mursi con plato en el labio, incisivos
eliminados, escarificaciones en el brazo
izquierdo y fusil. A resaltar el complicado
afeitado de las cabezas que se observan atrás
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aderezado todo ello por esas gentes de etnias
tan diversas que inundan un país en el que,
faltos de carreteras y de ferrocarriles, sus
habitantes caminan por las veredas mostrándonos
unas figuras tan dispares que se hace difícil
creer que procedan todas ellas del mismo rincón
de la tierra.
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Adolescente mursi muestran sus escarificaciones.
A remarcar los lóbulos de las orejas.
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Y permaneciendo fieles a sí mismos, como desde
hace varias decenas de miles de años, los
pobladores del valle del río Omo, -que los
designios del hombre blanco y el manejo de las
rayas en los mapas adjudican a Etiopía-, pero
cuyos moradores nunca han necesitado de un
pasaporte para cruzar un río o subir una loma y
pasar de Kenia a Etiopía y de Etiopía a Sudán y
de Sudán a Kenia, detrás de unas vacas
extraviadas.
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Mujeres mursi con sus platos
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Para los senderistas y los amantes de la historia
natural, los dos parques nacionales de las
tierras altas, (Bale y Simien), son los puntos
más obvios de interés, aunque un cami-nante
entusiasta y experimentado verá excursiones en
potencia cada día que pase.
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Jóvenes guerreros mursi con sus bastones tonga.
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La observación de animales salvajes en libertad
se ha vuelto casi imposible. Los leones de melena
negra, los elefantes, los guepardos, están
prácticamente extinguidos. Al-gún guarda te podrá
contar que hace dos años oyó rugir al león o que,
antes, los elefan-tes cruzaban por los caminos
del parque delante de su coche.
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Niña mursi con los lóbulos dilatados por discos
de madera.
22
No vengas a Etiopía en busca de los cinco
grandes, te equivocarías. Sin embargo, si quieres
observar aves, estarás en el paraíso. Más de 800
especies registradas, incluyendo 30 endémicas,
convierten a Etiopía en uno de los mejores países
de África para su avistamiento. De los desiertos
al bosque profundo, los estarás oyendo si no los
ves.
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Joven guerrero mursi con su tonga
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Por todo lo dicho anteriormente, Etiopía es un
país muy singular y abrumador como para
compartimentarlo. Es un todo que excita y cautiva
al visitante y que permanece en tu retina meses
después del regreso. Y al que conviene llevar
varias tarjetas de memo-ria para la cámara, pues
los momentos especiales se suceden sin
interrupción.
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Joven guerrero mursi con varias escarificaciones.
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Los lugares más visitados de Etiopía dificilmente
podríamos decir que están plagados de turistas,
pero, a pesar de ello, concentrarse en visitar
los más nominados es perder la visión de un país
casi sin carreteras pero con el doble de
extensión de España y el doble de población.
Recorrer sus caminos es irse cruzando con las
gentes, -hombres, mujeres, niños-, y bestias que
lo conforman. Déjate perder.
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Jóvenes dasanech en su poblado
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Y esas gentes que se acercan, curiosas, a ti,en
cuanto te has parado en un camino, te harán
comprender que las estadísticas, las curvas de
natalidad, los censos, las votacio-nes son
imposibles de llevar a buen término en estos
parajes en los que la autoridad del estado se
diluye y en la que los hombres caminan armados
con rifles que les entre-garon para la guerra y
que ellos han guardado para la paz, y su
seguridad.
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Anciano dasanech, a remarcar los pendientes en su
oreja.
30
Si dispones de poco tiempo para visitar Etiopía
deberás centrar tu atención en los luga-res que
quieres ver. Pero si puedes disfrutar del lujo de
un período más largo de tiempo, vale la pena que
explores alguno de los sitios menos visitados. No
necesitas alejarte para hacer esto. Bastará con
detenerte de vez en cuando en tu camino.
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Los jóvenes aprovechan los días de mercado para
conocerse
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Si te decides a recorrer Etiopía deberás reservar
unos ocho días para hacer el circuito histórico
del norte, partiendo de Addis Ababa y tocando el
Lago Tana y sus iglesias, Gondar, Axum, Lalibela
y vuelta a Addis. Este circuito se debería hacer
en avión
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Mujer dasanech acarreando leña
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Destinas un día para recalar en Addis Ababa y
volar a Harar, donde pernoctar dos o tres noches
para de nuevo regresar a Addis y partir en 4x4
hacia el sur para hacer las tribus del Omo, para
lo que necesitarás al menos 10 días. Es decir,
entre el circuito del norte, Harar y el Omo,
necesitarás un mínimo de tres semanas para hacer
el país.
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Jóvenes dasanech en su poblado
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Encontrarás todo tipo de hoteles en el circuito
del norte, y, salvando las fechas de la Epifanía,
-fiesta flotante que oscila entre el 10-15
enero-, en las que las principales ciudades del
norte están al completo, no deberías tener
problemas de alojamiento. Pero si quieres ir al
sur y buscas el mejor hotel de cada zona, deberás
reservar con anticipa-ción, pues hay pocas plazas
y están muy solicitadas. Siempre te quedará la
acampada.
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Mujeres dasanech
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La comida etíope por antonomasia es la injera, y
a pocos turistas les acaba gustando. En general,
la gastronomía no es el motivo por el cual habrás
elegido Etiopía. Tómatelo con paciencia, consume
pescado fresco cuando lo haya, y aprovecha los
zumos de fru-ta, tan densos, que dificilmente
pasarán por la pajita que incorporan.
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Joven dasanech en el mercado con sus mejores galas
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Afortunadamente, la cerveza local es excelente y
hay varias marcas distintas. Y suelen estar muy
frías. También Coca-Cola, Pepsi, Fanta A precios
baratísimos. Y si quieres bebida nacional el
café. De los mejores del mundo. Y el té. El agua,
solo embotellada.
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Los dasanech y los hamer conviven sin problema
alguno en los mercados
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Parte importante de la población masculina, y
algo de la femenina, mastica el chat, unas hojas
verdes de poder euforizante que se venden por
doquier, aunque su origen es en Harar, y que
reducen la sensación de cansancio y de hambre. Un
consumo dilatado produce, a largo plazo, cierta
adicción, y no es extraño ver a hombres y mujeres
engan-chados, tumbados en el suelo, mientras
mastican y escupen las hojas verdes del chat.
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Hamers y dasanechs a veces celebran matrimonios
mixtos
44
Los africanos perciben que los occidentales
tienen más dinero que ellos y, en general, es
difícil discutírselo, y nos ven como presas
efímeras a las que se debe exprimir todo lo
posible antes de que se vayan del país. Esto hace
que sea incómodo muchas veces el circular a pie
por ciertas ciudades, pues la presión puede
hacerse insoportable.
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Mujeres hamer reunidas en el mercado. A observar
las cicatrices en la espalda de la mujer de la
derecha producidas durante una fiesta del salto
del toro.
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Hay que ser de piedra para no sentirse incómodo
por el abismo entre la riqueza y las
oportunidades en occidente y la pobreza
desesperada de muchos etíopes. Pero es cansado
que te traten continuamente como un banco
ambulante. Los trayectos a pie se pueden volver
eternos. Los niños ven un extranjero y
directamente extienden la mano esperando
conseguir algo a cambio de nada, solo por su muda
mano extendida.
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Mujer mursi.
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El paternalismo de ir dando lápices, bolígrafos,
caramelos, dinero, para evitarse por unos
momentos la presión de la chiquillería, -que
inmediatamente se ve aumentada por el efecto
llamada-, es un camino erróneo que solo vale para
seguir fomentando este tipo de mendicidad. Dejar
buena propinas si el servicio ha sido bueno, es
mi consejo. Pero nos sobra tanto que parece que
no hacerles partícipe de nuestra suerte no es
moral.
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Mujeres mursi en el mercado
50
Aunque la situación sanitaria no es perfecta,
cada vez son menos los viajeros que se vacunan
para ir a Etiopía. Tan solo es recomendable hacer
el tratamiento de la malaria si se va a ir a la
zona del sur del país, especialmente si se va a
viajar en época de lluvias. El norte está lo
bastante alto como para que no haya casi
mosquitos.
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Mujer mursi con tocado de plumas de avestruz
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Huir de las picaduras del mosquito es tan
importante como tomar las medicinas. El hecho es
que la resistencia a los medicamentos se extiende
por toda África y la forma más segura de evitar
la enfermedad es huir de las picaduras del
mosquito. No es una alternativa a tomar la
medicación, hay que hacer ambas cosas.
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Mujer mursi con el flequillo cortado.
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Etiopía es, en general, un país muy seguro. Los
hurtos y los carteristas son habituales en
algunas grandes ciudades del país como Addis
Ababa, y estos delitos no suelen ir acompañados
de violencia. Se aprovechan de las grandes
concentraciones para traba- Jar al descuido. Las
fiestas de la Epifanía en Gondar y Lalibela,
especialmente.
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Pastores hare
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Más destacable que los pocos robos que hay sobre
todo, si tenemos en cuenta el elevado grado de
pobreza del país-, es la increíble honestidad de
los etíopes. Saldrán detrás de ti para entregarte
la bolsa que te has dejado en la mesa.
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Harar en el mercado
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La presencia de la Iglesia Ortodoxa Etíope en la
vida cotidiana es constante. La influen-cia que
ejerce sobre la sociedad se manifiesta en los
ayunos, oraciones, iglesias, sacer-dotes y monjas
que jalonan el itinerario recibiendo atenciones
permanentes de los fieles
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Solo los harar son de religión musulmana en
Etiopía.
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En una absoluta pobreza, monjes mendicantes
recorren el país de iglesia en iglesia, siendo
recibidos con grandes muestras de devoción y
respeto por los pueblos que atraviesan, y
recibiendo los donativos de quienes se cruzan por
ellos a cambio de unas bendiciones.
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La homosexualidad es admitida sin problemas entre
los harare.
62
Mujeres piadosas vestidas de blanco se encargan
de la limpieza de las iglesias y de llevar comida
a los sacerdotes de las iglesias próximas, si
bien tienen vedados la par-ticipación en los
oficios religiosos.
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Las mujeres harare visten ropajes de vivos colores
64
Los sacerdotes portan siempre un báculo que les
sirve lo mismo para la defensa contra las
alimañas en sus largas peregrinaciones como para,
apoyándose en el, soportar las largas letanías de
sus rezos que pueden mantener durante varias
horas.
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Son los hombres harare quienes habitualmente se
encargan de la confección de ropas. En este
caso, una excepción, se trata de una mujer.
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Es en las ciudades de más de 100.000 habitantes
donde nos podemos encontrar a una clase de
etíopes urbanos de clase media acomodada, que
llena las cafeterías y las salas de diversión
donde se canta y se baila comunitariamente con
los artistas.
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Esta clase acomodada viste a la occidental y se
engalana para las bodas de la misma forma que ve
en la series de TV americanas que recibe por sus
parabólicas. En esta Etiopía de las hambrunas, la
exhibición de una incipiente clase media
emergente nos hace reflexionar sobre la
diferencia de oportunidades en un país solo
parcialmente electrificado que no fue colonizado
en el XIX-XX y lo está siendo ahora por China.
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Con nuestro agradecimiento a Solomon, nuestro
chófer, con camiseta azul, y a nuestro guía y
traductor, Assefa, sin cuyo abnegado trabajo y
dedicación no hubiera sido posible llevar a feliz
término este viaje. Muchas gracias.
FIN
FOTOGRAFÍAS Teresa Rubio y m.g.c. tomadas en
enero y febrero 2013
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(No Transcript)
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