Cuaresma

1
(No Transcript)
2
Durante más de mil años, Santa Cecilia ha sido
una de las mártires de la primitiva Iglesia más
veneradas por los cristianos.
3
Las "actas" de la santa afirman que pertenecía a
una familia patricia de Roma y que fue educada
en el cristianismo. Solía llevar un vestido de
tela muy áspera bajo la túnica propia de su
dignidad, y ayunaba varios días por semana.
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Siendo niña se consagró con un voto su virginidad
a Dios, aun así fue obligada por sus padres a
contraer matrimonio con un noble joven llamado
Valeriano.
5
El día de la celebración del matrimonio, mientras
tocaba el órgano y armonizaba el festín nupcial,
la virgen Cecilia cantaba al Señor dentro de su
corazón Haz, Señor, mi corazón y mi cuerpo
inmaculados, para que nunca sea confundida.
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Cuando los jóvenes esposos se retiraron a sus
habitaciones, Cecilia, dijo dulcemente a su
esposo "Tengo que comunicarte un secreto. Has de
saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me
tocas, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las
consecuencias en cambio si me respetas, el
ángel te amará como me ama a mí."
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Valeriano replicó Muéstramelo. Si es realmente
un ángel de Dios, haré lo que me pides. Cecilia
le dijo Si crees en el Dios vivo y verdadero y
recibes el agua del bautismo verás al ángel."
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Valeriano accedió y fue a buscar al obispo
Urbano. Cuando regresó a donde estaba Cecilia,
vio a un ángel de pie junto a ella.
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El ángel colocó sobre la cabeza de ambos una
guirnalda de rosas y lirios.
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Tiburcio, el hermano de Valeriano, se mostró
incrédulo al principio y preguntó Quién ha
vuelto de más allá de la tumba a hablarnos de esa
otra vida? Cecilia le habló largamente de
Jesús. Tiburcio recibió el bautismo, y al punto
vio muchas maravillas.
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Desde entonces, los dos hermanos se consagraron a
la práctica de las buenas obras. Ambos fueron
arrestados por haber sepultado los cuerpos de los
mártires que estaba prohibido.
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Cecilia sepultó los tres cadáveres. Después fue
llamada para que abjurase de la fe. En vez de
abjurar, convirtió a los que la inducían a
ofrecer sacrificios.
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Almaquio, el prefecto ante el cual comparecieron,
les ordenó que dijesen a la corte si estaban
dispuesto a sacrificar a los dioses para obtener
la libertad. Tiburcio y Valeriano replicaron
juntos No, no sacrificaremos a los dioses sino
al único Dios, al que diariamente ofrecemos
sacrificio. Así pues, fueron condenados a
muerte.
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Finalmente, Almaquio la condenó que fuera llevada
junto a un horno caliente para tratar de
sofocarle con los terribles gases que salían de
allí, pero en vez de asfixiarse ella cantaba
gozosa.
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Cecilia pasó en el baño un día y una noche sin
recibir daño alguno. Entonces, el prefecto llama
al lictor para que la degüelle.
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Pero como la ley no permitía más de tres tajos
solamente, la dejaron tirada porque no lograron
matarla.
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Cecilia pasó tres días entre la vida y la muerte.
Dio sus últimas limosnas a los pobres y dispuso
que después de su muerte su casa debía dedicarse
como templo.
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El obispo Urbano la enterró en la catacumba de
Calixto, donde se sepultaban los obispos y los
confesores.
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E1 Papa San Pascual I (817-824) trasladó las
reliquias de Santa Cecilia, junto con las de
los santos Tiburcio, Valeriano y Máximo, a la
iglesia de Santa Cecilia in Transtévere.
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En 1599 fue visto incorrupto por Baronio.
Aparecía la virgen recostada sobre el lado
derecho, los brazos extendidos a lo largo del
cuerpo, unidas sus rodillas con modestia y el
rostro inclinado.
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De Rossi determinó el sitio en que la santa había
estado originalmente sepultada en el cementerio
de Calixto, y se colocó en el nicho una réplica
de la estatua de Maderna.
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En 1594 Santa Cecilia fue nombrada patrona de la
música por el Papa Gregorio XIII. Su fiesta es
el 22 de noviembre y ha sido adoptada
mundialmente como el Día de la Música.
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Gloriosa Santa Cecilia, modelo de esposa
fidelísima de Jesús, tu que demostraste un
admirable valor para defender la fe, consíguenos
de Dios más vocaciones y esa valentía para vivir
nuestro cristianismo sin claudicar frente a los
verdugos de nuestro tiempo, que hoy como ayer,
pretenden que adoremos falsos ídolos. Lo
pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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