Title:
1Cristo padeció por nosotros, dejándonos un
ejemplo para que sigamos sus huellasCargado con
nuestros pecados, subió al leño, para que,
muertos al pecado, vivamos para la justicia
Sus heridas nos han curado(1 Pe 2, 21 24)
2Reflexiones sobre la Pasión de Cristo por la
Sierva de Dios, Madre Mercedes de Jesús, Monja
Concepcionista de Alcázar de San Juan.
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3Cristo nos eleva a la cima del amor que es dar
la vida por el amigo.
Y porque somos sus amigos, nos amó con el amor
más grande, que fue dar la vida por nosotros.
Pero miremos que Jesús siempre nos levanta hacia
la acción, hacia la práctica del amor porque
dice Seréis mis amigos si hacéis lo que yo os
mando.
4Para que demos fruto del que glorifica al Padre
hemos de vaciarnos de nosotros mismos para
llenarnos del amor, de la atención, del respeto y
delicadeza que necesitan nuestros hermanos.
5Oh, amor infinito de Dios al hombre,
inefablemente mayor que nuestro pecado, que
asumiste tan generosa y amorosamente el riesgo de
habernos creado libres entregándonos a tu único
Hijo para que no perezcamos, sino que tengamos
vida eterna!
6Oh, locura del amor de Dios hacia su criatura,
que llegaste hasta este extremo de entregarnos lo
que más amabas, a tu Predilecto, para darnos tu
Vida!
Con esfuerzo nos amó Dios! Quién lo puede negar
mirando la Cruz?
7Como el cisne, que al morir entona la más suave y
dulce melodÃa, asà Jesús, próxima su muerte, nos
abre su alma y su corazón y con acentos de
ternura, de divinidad, de eternidad, nos dice
Yo les he dado la gloria que tú me diste
Y, cuál es esa gloria?
8Cuál va a ser sino el conocimiento y el amor de
su Padre todo entrañas de ternura hacia nosotros?
9El amor se vive y demuestra en el esfuerzo. No
podremos recordar a los hombres, sin sangre, lo
que Cristo no hizo sin sangre la redención, el
acercamiento al Padre.
El convencimiento nos impulsa al sacrificio.
10Él habÃa vivido inmolado, habÃa aguantado
afrentas, incomprensiones, privaciones, dando a
cambio amor, amor, amor, para que ahora haya amor
y unidad en los que creen en Él.
11No tiene sentido nuestra vida si no lo hacemos
una vez que le conocemos asà a Él.Qué mejor
triunfo de nuestra vida a la hora de la muerte
que éste?
12Oh, negra ingratitud, si no inmolamos todo,
hasta la vida, como tú, por corresponderte, por
hacerte caso y poner empeño en seguirte
entregando todo nuestro ser y fuerzas a tu
servicio, en amarte a ti y al Padre y amando a
los hermanos como tú quieres que nos amemos, como
tú nos amaste!
13Me gusta mucho contemplar la cara sonriente y
gozosa de esos Crucifijos de siglos posteriores
que expresan al máximo el triunfo de la bondad,
del amor de Jesús. Es una alegrÃa inmensa la que
expresan.
14La alegrÃa de la entrega, de la donación máxima
del amor y de la humildad, que supuso la
salvación de sus seres queridos, sus hermanos
los hombres. AlegrÃa infinita del rostro de
Cristo, del rostro del Dios inmolado por amor,
por la bondad de su amor.
15Jesús nos descubrió tan claramente su Pasión y
dolores, primero para impulsarnos a amarle al
ver cuánto le hemos costado y se logre el
designio del Padre, y segundo para enseñarnos
cómo hemos de hacerlo nosotros Ejemplo os he
dado
16Y Jesús, en esta angustia prolongaba su oración y
decÃa Padre mÃo, si es posible, que pase de mÃ
este cáliz, pero no sea como yo quiero, sino como
quieras tú (Mt 26, 39). Y a pesar de estar preso
del terror y de la angustia prolongó su oración.
Buena enseñanza para nosotros
17Miremos el secreto de su victoria. Peleó como
hombre y se agarró a la oración como única tabla
de salvación para no sucumbir y a pesar de la
ansiedad volvió una y otra vez, por tres veces a
la oración.
Manifestación impresionante de la imponente
personalidad del Redentor!Fue la aceptación de
la voluntad del Padre frente a la suya quien le
hizo ser Redentor.
18La fidelidad y la gracia nos las alcanzó Cristo
por la Cruz. El camino de la Cruz es el único de
retorno al Padre, a la santidad de nuestro
Origen.
19MarÃa ve cómo el Hijo del AltÃsimo e hijo de
sus entrañas era maltratado y se doblegaba y no
abrÃa la boca - le veÃa como cordero llevado
al matadero, como ante sus esquiladores una oveja
muda y sin abrir la boca (Is 50, 7) y calla
ella también.
20Vosotros todos, los que pasáis por el camino
mirad y ved si hay dolor como el dolor que me
atormenta (Lam 1, 11s)Dónde podrÃa buscar
consuelo MarÃa ante su Hijo muerto? Dónde, si
Él era su Vida?
21Solo en el silencio pues que ya solo el
silencio le quedaba en común con Él!
22OICRealizaciónMonjas Concepcionistas de
Alcázar de San JuanTextoSierva de Dios Madre
Mercedes de Jesús EgidoMúsica de John
DebneyAño 2011PAX PER SANCTITATEM