Title: SANTIDAD Y APOSTOLADO, 1
1SANTIDAD Y APOSTOLADO, 1
TE 1 de 45
El núcleo de la fe cristiana no es un conjunto
de verdades sino una persona, Jesucristo, que
nos habla con sus obras y palabras del Amor de
Dios Padre por la humanidad.
Ésta es la voluntad de Dios vuestra
santificación (1 Ts 4, 3). Es un compromiso que
no afecta sólo a algunos cristianos Todos
los cristianos, de cualquier clase o condición,
están llamados a la ple- nitud de la vida
cristiana y a la perfección del amor (Lumen
gen- tium 40).
Preguntar a un catecúmeno quieres ser santo?
significa ponerle en camino del Sermón de la
Montaña Sed perfectos como es perfec- to
vuestro Padre celestial (Mt 5, 48) (Novo
millennio ineunte 31).
2SANTIDAD Y APOSTOLADO, 2
TE 2 de 45
La palabra hebrea qadosh antecedente de sanctus
y santo- proviene de la raíz qds que significa
separar, cortar e indica lo separado,
lo distinto. El Santo significa que Yahvé es el
diverso, el separado, el totalmente otro respecto
de lo caduco y limitado del hombre. Muestra su
absoluta trascendencia.
En el AT el pueblo de Israel es un pueblo santo,
porque ha sido elegi- do por Dios y separado de
los demás pueblos para participar de los
bienes divinos y vivir según la ley de Dios.
3SANTIDAD Y APOSTOLADO, 3
TE 3 de 45
La santidad alcanza su punto máximo en
Jesús. Recibe también el título El Santo. Su
sacrificio, a diferencia del culto del AT que
sólo purificaba de forma limitada, santifica a
los creyentes en verdad, comunicándoles la
santidad. Los cristia- nos son santos en Cristo,
por la presencia del Espíritu Santo en ellos por
el bautismo y por la fe participan de la vida de
Cristo resucitado.
Los seguidores de Cristo, llamados por Dios, no
en virtud de sus propios méritos, sino por
designio y gracia de Él, y justificados en Cristo
Nuestro Señor, en la fe del bautismo han sido
hechos hijos de Dios y partícipes de la divina
naturaleza, y por lo mismo santos (Lumen gentium
40).
4SANTIDAD Y APOSTOLADO, 4
TE 4 de 45
Desde la perspectiva ontológica, el cristiano ya
es santo porque en el bautismo es ya divinizado,
y hecho partícipe de la natura- leza divina, hijo
de Dios en Cristo, posee el amor de Dios,
la caridad. Desde la perspectiva existencial el
cristiano tiene que convertir todo su vivir en lo
que ya es. Porque participa de la vida de Cristo,
puede y debe actuar como Cristo. Porque es santo,
puede y debe actuar como santo.
La santidad cristiana incluye toda la
exis- tencia humana, porque deriva del nuevo ser.
El cristiano conoce como Dios cono- ce (fe), ama
como Dios ama (caridad) y está siempre llamado al
crecimiento de la fe y la caridad (esperanza).
5SANTIDAD Y APOSTOLADO, 5
TE 5 de 45
La santidad es un don que recibimos de Dios, pero
un don que exige inseparablemente la aceptación
por parte del ser humano, la corres- pondencia de
la libertad.
Dios quiere que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2,
4). Pero, a la vez, la elección y la llamada
es personal es la vocación cristiana.
El cristiano está llamado a la santidad por el
hecho de ser cristiano, no por algún otro título
añadido. Todos los fieles están llamados a
la santidad que no es otra cosa que la plenitud
de la vida cristiana. La santidad crece
progresivamente con el juego de la acción de Dios
y la libertad humana.
6SANTIDAD Y APOSTOLADO, 6
TE 6 de 45
Id, pues, y haced discípulos a todos los
pueblos, bautizándoles en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28, 19). La
misión de la Iglesia como la de Cristo es
conducir todas las cosas al Padre, santificar a
todos los hombres. Los artífices de esta misión
son cada uno de los cristianos de todas las
épocas.
La unidad entre santidad y apostolado es
la unidad inseparable entre vocación y misión en
la Iglesia. La Iglesia es sacramento uni- versal
de salvación. Dios concede la voca- ción al
cristiano para ser santo y santificar.
7SANTIDAD Y APOSTOLADO, 7
TE 7 de 45
No es posible separar en Cristo su ser
Dios- Hombre y su función de Redentor (San
Jo- semaría). Este principio se realiza
también en el cristiano por ser otro Cristo, el
mismo Cristo.
Nuestra vocación de hijos de Dios, en medio del
mundo, nos exi- ge que no busquemos solamente
nuestra santidad personal, sino que vayamos por
los senderos de la tierra, para convertirlos
en trochas que, a través de los obstáculos,
lleven las almas al Señor que tomemos parte como
ciudadanos corrientes en todas las acti- vidades
temporales, para ser levadura que ha de informar
la masa entera (San Josemaría, Es Cristo que
pasa 120).
8SANTIDAD Y APOSTOLADO, 8
TE 8 de 45
El apostolado se ejerce de diversas maneras según
la diversidad de los fieles. A los laicos les
pertenece por propia vocación buscar el reino de
Dios ocupándose de las realidades temporales y
ordenán- dolas según Dios (Lumen gentium 31).
Dios os llama a servirle en y desde las tareas
civiles, materiales, seculares de la vida humana
en un labora- torio, en el quirófano de un
hospital, en el cuartel, en la cátedra
universitaria, en la fábrica, en el taller, en
el campo, en el hogar de familia y en todo el
inmenso pa- norama del trabajo, Dios nos espera
cada día. Sabedlo bien hay un algo santo,
divino, escondido en las situa- ciones más
comunes, que toca a cada uno de
vosotros descubrir (San Josemaría,
Conversaciones 113).