El tiempo

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• El tiempo

El tiempo
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No cabe duda que sólo cuando pasa el tiempo nos
damos cuenta que el tiempo ya pasó, que en
realidad ese tiempo no va a volver, y que tampoco
nos dará la oportunidad de regresar para hacer
las mismas cosas, para hacerlas diferentes o para
aprovechar mejor el tiempo.
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El tiempo, con ese paso lento, va muy rápido. Yo
escribía hace días que a partir de octubre
pasado, en que la mano de Dios me cubrió, comencé
a ver la vida diferente. Decía que aprendí a
valorar, entre muchas otras cosas, el tiempo y
qué común es decir no tengo tiempo, el tiempo no
me alcanza, un día de éstos, etc., cuando
realmente el tiempo se nos puede acabar en un
instante, tan fugaz, del que no nos damos
cuenta...
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En aras del tiempo vamos dejando para luego,
para el rato, para mañana, las cosas
verdaderamente importantes. Hacemos a un lado lo
importante por lo urgente y cuando terminamos lo
urgente, hacemos entonces lo necesario, dejando
para cuando haya tiempo, lo importante. Y qué
es lo importante? Ese es el meollo del asunto...
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Y lo importante sin duda alguna es la familia,
los hijos, los valores firmes entre muchos
otros.Y ciertamente la vida avanza así,
rápidamente lenta o lentamente rápida, como le
quiera poner. Los hijos, de repente, pasan de ser
niños a la adolescencia, esa etapa que comúnmente
se presenta en los tiempos de secundaria, donde
se aprende a tener una mejor interrelación con
los demás y a iniciar amistades auténticas donde
el único interés que existe es la sola
identificación en aficiones, gustos, juegos y
pasatiempos...
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Los padres, entonces, se preocupan por llevar a
sus hijos a la escuela, a enviarlos con alguien,
a que alguien los recoja porque no tienen
tiempo-, a verlos dormidos por la tardanza en el
regreso y en el mejor de los casos y si se tiene
tiempo, a convivir con ellos un rato un día de la
semana, en tanto el tiempo sigue pasando
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Los adolescentes comienzan a convertirse en
adultos jóvenes y ya, cursando la preparatoria,
comienzan a desarrollar actividades paralelas al
estudio, sea por diversión o por afición, que
los hace alejarse un tanto mas del hogar, en
tanto los padres comienzan a percibir ese
crecimiento que, en muchos casos, va aparejado
del alejamiento de los hijos por preferir, ya,
ocupar su tiempo en sus relaciones amistosas mas
que en las familiares
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Y los padres aprovechan ese tiempo libre que les
da las ausencias de los hijos para utilizarlo en
sus propias vocaciones, diversiones o aficiones.
Realmente en esta etapa, son los padres quienes
deben buscar sus espacios para poder estar en
convivencia con los hijos porque si por los hijos
es, serían ellos ahora quienes no tendrían tiempo
ante sus múltiples actividades sociales y las
menos, escolares, para convivir en ese ambiente
familiar tan necesario e importante
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Comienza a ser el tiempo de los hijos, ese
tiempo en el que ya han formado y comenzado a
fortalecer sus propios valores, gustos, aficiones
y diversiones, pero sobretodo comienzan a definir
sus propios pasos hacia el futuro decidiendo
hacia donde quieren que su futuro se vaya
dirigiendo. Se comienzan a iniciar en relaciones
de noviazgo las cuales hacen que no tengan tiempo
mas que para las mismas y cuando se les exige mas
tiempo para todo la respuesta firme es, sin duda,
no tengo tiempo
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Y el tiempo sigue pasando cuando de repente, ya,
se habrá de alejar del hogar. Viene entonces la
reflexión de los padres si yo les hubiera
dedicado mas tiempo, si hubiera estado mas tiempo
con ellos, si hubiera tenido tiempo para salir
mas con ellos, etcétera, reflexiones que no son
mas que lamentaciones precisamente por no
haberles dedicado tiempo a sus hijos
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Claro, no faltarán los papás modernos que se
escudan en eso de que mas vale tiempo de calidad
que cantidad de tiempo pero créanme, sin duda,
que la cantidad es siempre muy importante porque
después, no hay tiempo ya para lamentaciones. No
falta también quien dice que cuando los hijos se
alejan del hogar es la ley de la vida, nada mas
cierto, porque todos usted, yo- hubo un tiempo
en que así lo hicimos, y así se hará...
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Hace unos días dejé a mi hija menor estudiando
en una universidad del interior del país. Así
como la llevé a su primer día de clases en
kinder, la llevé a su primer día de clases en la
universidad ahora con una pequeña diferencia En
el primer día de kinder lloró cuando la dejé en
su salón en su primer día de universidad quien
lloró en el campus fui yo. Le di una bendición y
le pedí a Dios que su mano, la que me cubrió, la
cubra a ella
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Créame, siempre hay tiempo para lo importante, y
si no se lo da, no se vale arrepentirse después.
No se puede. Fct, julio de 2007 Periódico
Frontera
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• Fin