Por Ashley Marshall

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PorAshley Marshall
Tres consejos
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• Había una vez un hombre muy pobre que tuvo que
  dejar a su esposa y a su hijo para buscar
  trabajo. Pasó muchos años caminando de pueblo en
  pueblo buscando trabajo y fortuna.

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• Un día, en el camino a otro pueblo, encontró a un
  viejecito. Decidió hacerle una consulta. Usted
  parece ser un hombre muy sabio, le dijo. Por
  favor, déme algún consejo para mejorar mi
  situación. Bueno, dijo el viejo. Más vale dar
  que recibir, si te lo puedes permitir. Los
  consejos nos cuestan poco a nosotros, los viejos.
  Escúchame. Hay tres consejos que te puedo dar.

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Primero, no dejes camino principal por vereda
(shortcut).
Segundo, no preguntes lo que no te importa.
Y tercero, no hagas nada sin considerar las
consecuencias.
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• Se despidieron, y el hombre pobre continuó el
  camino al siguiente pueblo donde pasó la noche.

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• Al día siguiente, empezó su viaje a otro pueblo
  con otros tres caminantes. Pero cuando ellos
  dicidieron tomar una vereda para acortar el
  camino, el hombre recordó el primer consejo del
  viejo sabio, No dejes camino principal por
  vereda, y decidió seguir por el camino
  principal.

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• Cuando llegó al pueblo, le dijieron que unos
  bandidos habían matado a sus compañeros de
  camino. El hombre dio gracias a Dios que siguió
  el consejo del viejito.

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• Unos meses más tarde, después de haber visitado
  varios pueblos más, el hombre llegó a un rancho
  muy próspero. El propietario lo recibió
  cortésmente y le dio trabajo.

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• Al día siguiente, cuando el hombre conoció a la
  dama de la casa, vio que era muy, muy flaca y
  parecía estar muy triste. Pero otra vez, el
  hombre recordó el consejo del anciano, No
  preguntes lo que no te importa, y no preguntó
  nada acerca de la dama.

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• Con ese hecho (act/deed), el propietario decidió
  que este hombre tenía que ser el hombre de más
  confianza en el mundo entero. Lo puso a cargo del
  rancho y ofreció pagarle una fortuna.

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• Años después, cuando ya había acumulado una
  pequeña fortuna, el hombre decidió regresar a
  casa por su mujer y su hijo. Ya hacía más de diez
  años que no los veía.

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• Cuando llegó a su casa, miró por la ventana y vio
  a un hombre durmiendo en la cama. Creyó que su
  esposa se había casada con otro. Su primera
  reacción fue querer matar al desconocido. Pero
  recordó el consejo del viejo sabio, No hagas
  nada sin considerar las consecuencias, y no hizo
  nada.

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• Y en ese momento, oyó la voz de su
• mujer diciendo, Hijo, hijo, levántate!

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• Su mujer (señora) y su hijo, ya todo un hombre,
  estaban contentísimos de verlo. Él les contó de
  su puesto en el rancho y les enseñó toda su
  fortuna.

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• Al día siguiente los tres se fueron a vivir al
  rancho que el hombre dirigía (dirigir-to manage).
  En camino, el hombre dijo a su hijo, Siempre
  presta atención a los consejos de los ancianos,
  porque ellos son muy sabios.

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El fin