Title: SALMO 159
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3El libro de los Salmos concluye con esta
invitación a entonar un solemne canto en honor
del Creador, que habita en su Santuario cósmico,
sobre la majestad del cielo. La invitación se
dirige a todos los seres, y el motivo de la
alabanza son las proezas del Señor,
manifestadas en la creación y en la historia. que
pregonan su grandeza y su poder.
41. CON ISRAEL
El título del "libro de los salmos", en hebreo es
"alabanzas". Este salmo 150 es el último, y la
conclusión. La sinfonía se termina con 10 versos
que comienzan todos con "Allelou-Hou" igual
"alabadlo"! Así como hay un decálogo, las diez
leyes, hay también las diez aclamaciones de
alabanza. Esta alabanza resuena en todo sentido,
hacia todos los horizontes. La victoria final de
Dios es este "aleluia" eterno que repercute sin
fin.
2. CON JESÚS
"Te alabo, Padre!" Esta oración surge
explícitamente del alma exultante de Jesús, un
día. Exultado de alegría bajo la acción del
Espíritu Santo Jesús dice "Te alabo, Padre!"
(Lucas 10,21). Este debía ser el clima habitual
de su oración, y sus largas noches pasadas con el
Padre, debían resonar con su alegría y su
alabanza Jesús, más que nadie, conocía "las
acciones sublimes de Dios"
3. CON NUESTRO TIEMPO
La invitación a la fiesta que nos hace este
salmo, no debe hacernos olvidar los problemas que
impone la condición humana. Pero esto no impide
que Dios haya hecho la humanidad para la alegría!
Uno de los papeles del cristiano, es recordarlo a
este mundo, creer en ello a pesar de todo lo que
nos lastima, y "celebrarlo" en nuestras
liturgias. Nunca olvidemos que la palabra
"Evangelio" significa "Buena Nueva". "Toda
liturgia cristiana es un anticipo del cielo...
Donde no habrá más gemidos, ni lágrimas, ni
duelo, ni sufrimiento" (Apocalipsis 21,4), y cuya
única ocupación será la "alabanza", la fiesta
eterna, el canto, la danza, la música
(Apocalipsis 4,8 Apocalipsis 5,8 14,2 15,2
19,1-8).
5Alabad al Señor en su templo,alabadlo en su
fuerte firmamento.
6Alabadlo por sus obras magníficas,alabadlo por
su inmensa grandeza.
7Alabadlo tocando trompetas,alabadlo con arpas y
cítaras,
8alabadlo con tambores y danzas,alabadlo con
trompas y flautas,
9alabadlo con platillos sonoros, alabadlo con
platillos vibrantes.
10Todo ser que alienta alabe al Señor.
11Todo ser que alienta alabe al Señor
Cada vez que escucho música, pienso en ti, Señor.
La música es la creación más pura del hombre y es
donde más se acerca a ti en la expresión de su
alma y en la sublimidad de su arte. Sonido puro,
armonía sin palabras, aire hecho belleza, espacio
vibrante de alegría. Al escuchar las obras
maestras de la humanidad, me asombro al pensar
qué toque de inspiración angélica puede haber
logrado ese estremecimiento de perfección desnuda
que eleva la mente a regiones más allá de este
mundo. Te encuentro, Señor, entre las cuerdas de
un cuarteto o los acordes de una sinfonía, con un
realismo que es casi gracia sacramental, en
consagración redentora de todo mi ser. Gracias,
Señor, por el don de la música en mi vida.
Alabad al Señor con violines y violas, con
violoncelos y contrabajos, con flautas y
flautines alabadlo con pianos y arpas, con
armonios y órganos, con guitarras y mandolinas
alabadlo con óboes y clarinetes, con fagots y
tubas, con trompas y trompetas alabadlo con
trombones y xilofones, con tambores y timbales,
con triángulos y castañuelas. Todo ser que
alienta alabe al Señor!
12Te alabamos, Señor, por tus obras magníficas,
porque en este día has sacado de entre los
muertos al gran Pastor de las ovejas, nuestro
Señor Jesucristo que todo ser que alienta alabe
tu nombre, Señor, ahora y por los siglos de los
siglos. Amén.