MITOS Y LEYENDAS - PowerPoint PPT Presentation

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MITOS Y LEYENDAS

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MITOS Y LEYENDAS La Magia hecha Mito y Leyenda Es encantador descubrir lo que pas en la imaginaci n, tradici n o cultura a la cual pertenecemos. – PowerPoint PPT presentation

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Title: MITOS Y LEYENDAS


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MITOS Y LEYENDAS
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La Magia hecha Mito y Leyenda
Es encantador descubrir lo que pasó en la
imaginación, tradición o cultura a la cual
pertenecemos. Escuchar relatos de nuestros
mayores en los cuales nos transportan a un mundo
mágico, de aventura, riesgo, misterio y
ensoñación, son ellos quienes de manera mágica
nos hacen idear historias y aventuras que dan
explicación a esos acontecimientos que la ciencia
no se podría atrever a comprobar, pues están en
nuestros pueblos y nos pertenecen y lo realmente
importante no radica en cuándo, cómo, porqué o si
realmente sucedieron, sólo importa recrear de
manera única nuestra tradición oral. Por esto
motivo comparto con ustedes algunos relatos
encontrados en pueblos del Oriente Cercano. El
contenido ha sido producto de investigación. Es
de aclarar que las imágenes han sido tomadas para
ilustrar la presentación y no pertenecen a las
leyendas originales.
LA MULONA
EL TESORO DEL ÓRGANO
LA CUEVA DEL GATO NEGRO
LA LAGUNA DE GUARNE
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  • Habla esta leyenda de una mula gigantesca,
    hidrópica, de color algarroba, cuya hinchazón
    descomunal se debió a la paliza que le dieron dos
    hijos del dueño, y a la enorme cantidad de sal
    que le obligaron a ingerir como castigo por haber
    matado a coces al patrón.
  • Narra la mula a los niños que pasean en sus
    anchos almohadones afelpados "Como mi amo me
    maltrataba obligándome a cargar capachos de sal
    amarga, los martes a Girardota, los miércoles a
    Guarne, los jueves a San Vicente de Chiquinquirá,
    los viernes a Santiago de Arma de Rionegro, los
    sábados y domingos de mañana y tarde cargando
    pesados bultos de sal, y mi patrón siempre
    achispado y gritón, algunas veces embriagado,
    cuando la "perra" lo postraba del todo el retorno
    era el lunes, lo que resultaba peor, porque el
    guayabo lo descargaba sobre mi pobre humanidad,
    mi resistencia se agotó y no aguanté más le
    achanté la herradura derecha en la frente y la
    izquierda en el vientre y con eso tuvo. Lo dejé
    tendido sobre el patio y me oculté sin ser vista
    de los peones pero me descubrieron a los cuatro
    días, me enguascaron, me apalearon y me
    embutieron a la brava con sus manos empuñadas,
    toda la sal diluida en agua.
  • Al día siguiente me enterraron cerca a la
    quebrada Ovejas al pie de un sauce llorón. A poco
    empecé a volver en mi, a medida que aumentaba mi
    volumen por efectos de la sal, la tierra se
    removió y lentamente fui coronando la superficie
    y logré hacer el viaje hacia la LIBERTAD,
    transmonté la cordillera que separa los
    vallejuelos de Ovejas y La Mosca, y logre fijar
    mi nueva morada libre de la tiranía de palos y
    camellos.Enseñada a trabajar como una mula (YO
    YA NO ERA MULA), no me podía quedar ociosa y
    decidí darles a ustedes queridos mosalvillos de
    mi pueblo, un espacio de grato esparcimiento".
  • Relato de Luis Alfonso Díaz
  • Esta especial leyenda mereció el primer lugar en
    el desfile de mitos y leyendas.

La Mulona
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  • Se hunde en la cumbre de un sitio llamado
    Peñolcito -Vereda La Clara-, al borde del viejo
    camino de herradura que unía a los municipios de
    Girardota y Rionegro. No es propiamente una cueva
    sino una sima de profundidad no determinada aún,
    en cuyas paredes se abren amplias cavidades como
    salones.
  • La tradición dice que puede tratarse de una
    sepultura indígena, probablemente múltiple, pues
    de vez en cuando sale de las profundidades una
    gallina o ave parecida, de color semejante al
    oro, rodeada de polluelos amarillos, bordea la
    boca de la hoya dando fuertes cloqueos y luego
    desaparece. Y para guardar el santuario, aparece
    de tiempo en tiempo un enorme gato negro, de ojos
    de fuego hirvientes y maúllos lastimeros, que se
    sienta a otear un rato, hace el mismo recorrido
    del ave y salta al abismo. Es por esto un lugar
    encantado al que nadie debe acercarse o por lo
    menos penetrar. Y los que lo han intentado
    colgados de finas maromas, apúrense a trepar
    atemorizados por ruidos sordos y voces gatunas de
    terror, sin lograr escudriñar las galerías. A
    esto se suma el consejo de los más ancianos, que
    advertían a sus amigos sobre el riesgo de tocar
    fondo o ingresar en las salas, pues podía
    pasarles lo que a un mozancón enviado a buscar la
    entrada del Tesoro del Órgano, el cual corrió con
    tan mala suerte que no regresó jamás.

LA CUEVA DEL GATO NEGRO
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  • También referían que a principios del siglo
    pasado, un minero de Medellín y un campesino de
    Puente Real -prójimos esforzados y aburridos de
    la pobreza- resolvieron examinar la cueva así les
    costara caro. Provistos de fuertes cabos que
    manipulaban dos fornidos peones, de herramientas,
    lámparas y escopetas, se fueron descolgando
    sigilosos en petacas de cuero, con la esperanza
    de hallar algún descanso para acechar al gato y
    hacerle una descarga. Habrían bajado unos veinte
    metros cuando encontraron un rellano cubierto de
    yerbajos. El silencio se oía latir. De repente
    fueron sorprendidos por maullidos y cacareos
    desmesurados seguidos de picotazos y aruños, tan
    repetidos y punzantes que les fue imposible
    defenderse y apenas si alcanzaron a gritar que
    los subieran, más con el forcejeo perdieron el
    equilibrio y fueron a para al fondo, acolchado de
    tupidas malezas. Los ayudantes cobraron los
    cueros vacíos y se quedaron pasmados y a la
    expectativa. Entre tanto, la gallina había
    eyaculado de su cloaca un líquido nauseabundo que
    los dejó sin sentido, y acordó con el gato no
    matarlos ni sacarles los ojos sino dejarlos
    cegatones por el resto de su vida, con el
    diabólico rayo de la mirada felina. Cuando al
    mucho rato volvieron en sí, se dieron cuenta que
    estaban heridos y casi ciegos, sintieron sobre
    sus vientres el peso de los animales pero no
    alcanzaron a distinguirlos, dieron nuevamente
    gritos desesperados y se silenciaron, impotentes
    para desembarazarse de sus enemigos. A poco
    descendieron los pellejos, la gallina tornó a su
    nido y el gato a su escondite, los infortunados
    héroes se metieron trabajosamente en los cueros,
    y los campesinos los izaron en la superficie. Si
    no vieron salones al entrar, ni laberintos ni
    sepulturas, al salir menos por la ofuscación de
    sus ojos y el miedo que los dominaba.
  • Contaron lo que les había pasado y caminaron
    penosamente hacia Puente Real, guiados por uno de
    los peones, mientras el otro iba a la Ranchería
    en busca de un viejo raicero. Las heridas no
    sanaron nunca porque siempre se humedecían de
    aguasangre, y los ojos no volvieron a ver sino
    bultos de personas y cosas irreconocibles.

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EL TESORO DEL ÓRGANO
Con el Alto de la Cruz, el Alto del Órgano domina
la ancha extensión de las fracciones Juan XXIII y
Chaparral, al sudeste del municipio. Según creer
muy antiguo, lleva este nombre porque en noches
serenas de luna llena sale del centro de la
montaña una música exquisita, similar a la del
órgano catedralicio. Los vecinos han recibido de
generaciones pasadas la creencia de que tan grata
audición se debe a que contiene en sus entrañas
un rico tesoro. A diferencia de otras sepulturas
o guacas que se manifiestan con luces
intermitentes, de brillo desigual, este lo hace
con delicadas melodías, de rato en rato. Pero
ningún guaquero se atreve a meterle pico y pala
al monte si conoce la historia de un aventurero
español. Es como sigue... Hace muchos años,
concretamente cuando descubrieron los valles de
Rionegro y La Mosca, el cacique Guane -señor de
la región- refirió al hispano Vasco de Heredia
que en la base de la montaña había un entierro
muy grande, pero que nadie se arriesgaba a
sacarlo porque se hallaba a nivel de la quebrada
La Mosca. El peninsular, que andaba con una
cuadrilla al rebusque de sepulturas indígenas, no
fue sino oír las notas del órgano para decidirse
a buscar el tesoro. Estudió bien por dónde debía
meterse, y vio que el camino más corto podría ser
un socavón inclinado que se abriría al pie del
monte, al lado de La Gurupera. Obligó a trabajar
a buen número de nativos, empezando por el
cacique, mientras él dirigía los trabajos y a
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veces también se untaba. Con picos, cinceles, y
palas fueron hendiendo la mole, y alumbraban con
faroles y velas de sebo. La tierra la sacaban en
carretas y parihuelas de madera, y el agua en
tarros y ollas. Tanta era la que brotaba a medida
que iban bajando, que casi no podían moverse, y
el hombre estuvo a punto de echar pie atrás. Al
fin llegaron a un paredón de roca que sonaba
hueco, de una dureza impenetrable, que resultó
ser la cara de una pieza rectangular tapada por
todos los lados. El portón tenía dos alas y era
como de piedra apizarrada, con cuatro travesaños
de plata y un enorme candado del mismo material.
Como no se veía la llave por parte alguna, el
español echó mano a un cincel y una maceta para
quebrarlo, pero fue inútil. Al punto se oyó un
ruido fuerte y ronco, y después una voz con esta
instrucción "Blanco, busca encima de la puerta
un cofre dentro del cual hay un redoma de
vermouth, bebe el líquido y al fondo encontrarás
la llave... El buscavidas subió por los
travesaños, abrió el cofre y bajó con la redoma.
Al destapar salió un olor exquisito, pero así y
todo no quiso apurar el contenido, y más bien
cuenteó al cacique para que lo tomara, con la
promesa de que partiría el entierro con él. El
indio probó y sin duda le supo a néctar porque
ahí mismo siguió. Cuando había ingerido poco más
de la mitad, cayó muerto en medio de un charco de
agua. Al ver esto, el blanco volteó la vasija
para derramar el resto y sacar la llave, mas no
logró vaciar ni una gota. Entonces puso la redoma
en el cofre y salió con la gente a campo raso a
buscar un vomitivo. Tras otro ruido sordo, el
socavón fue cerrándose de adentro afuera, y
arrojó a la manga el cadáver del cacique Guane
con los instrumentos, las herramientas y un mar
de agua.
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Vasco de Heredia no desfalleció. Con sus hombres
y con indios y con los mismos objetos volvió a
romper el monte, después de que enterraron el
cacique al pie de la montaña. Al llegar a la
entrada cogió la redoma, luchó por derramar el
licor pero tampoco lo consiguió. La golpeó contra
la roca y no pudo quebrarla. Se produjo en el
acto algo así como un trueno seguido de una
carcajada burlona, y después se oyó la misma voz
"Blanco, si quieres llegar hasta el santuario y
apoderarte de él, tienes que beber el vermouth
si no, vuelve la espalda y no pierdas tus fuerzas
ni arriesgues tu vida como el nativo infeliz". El
íbero, viendo que no había más remedio, y con la
ambición que lo dominaba, se echó a la boca una
cápsula hermética y en seguida se tomó el licor.
Ya iba a coger la llave cuando se desplomó sobre
el charco. Los compañeros lo sacaron al
descubierto para ver si podían salvarlo, más se
dividieron opiniones, y mientras unos lo
levantaban de los pies y le hacían respiración
artificial, otros intentaron entrar a la pieza y
apoderarse del tesoro, pero no encontraron la
llave. El hombre volvió en sí y ordenó a los
indios achicar el agua para poder meterse y tomar
la redoma. Al fin la encontró en un recoveco,
sacó la llave y abrió el candado y la puerta,
aunque con mucho trabajo por el exagerado peso de
sus alas. Vasco dio un paso adelante y lo detuvo
la vocería desapacible de dos vampiros
descomunales que revoloteaban por el salón. A
poco se colgaron del marco de otra puerta, y todo
quedó en silencio. El español pudo observar el
lugar y vio una sala muy grande, alumbrada por
luz pálida que salía del techo y de los muros
plateados el piso era de piedra labrada y estaba
cubierto de tapices amarillos. Al lado derecho
había un artístico órgano, una silla y un estante
con candelero dorado al fondo se hallaba la otra
puerta, que daba al cuarto donde se guardaba el
tesoro, y al lado izquierdo, una mesa con útiles
para escribir, todo en perfecto estado.
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No bien terminó de ojear la estancia oyó otra vez
el ruido y la voz que ahora decía de esta manera
"Blanco, mucho has avanzado por el camino del
santuario, pero todavía te falta un paso toma la
obra que reposa en la gaveta de la mesa e
interprétala fielmente al órgano. Así los
animales se aplacarán y quedarán dormidos, y tú
podrás alcanzar lo que deseas. Cuando le
arranques la última nota, coge la llave que está
sobre el marco, abre la puerta y álzate con el
tesoro, que hallarás en urna de cristal. Y oye mi
última palabra No intentes penetrar sin ejecutar
la partitura". El español quedó petrificado
porque no sabía de la misa la media. No buscaba
el instrumento sino el oro. Pero como era
atrevido, sacó el cuadernillo y se sentó no a
tocar sino a profanar el divino arte de Euterpe.
Los vampiros se echaron a volar lanzando
ensordecedores silbidos, le arrebataron los
papeles y los descargaron en la mesa. Vasco de
Heredia se levantó furioso, desenvainó un
cuchillo y dio un salto para coger la llave y
apoderarse del tesoro, mas los enormes animales
se abalanzaron sobre él y lo dominaron
completamente. Cuando lo tenían tendido en el
piso, le abrieron el cuello a lado y lado y le
chuparon toda la sangre. Los aborígenes y los
amigos del hispano, que estaban viendo desde la
primera puerta lo que pasaba, se escaparon
muertos de miedo por el socavón lleno de agua.
Tras ellos fue cerrándose la cueva como la otra
vez, y se tapó del todo cuando la montaña vomitó
el cuerpo sin vida del español, pálido como la
luz que iluminaba al órgano.
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LA LAGUNA DE GUARNE
Pasa con la Laguna de Guarne lo que con la Piedra
del Peñol que ni aquella es de Guarne, ni ésta
del Peñol. En efecto la Laguna pertenece a
Medellín, y la Piedra a Guatapé. Sin embargo,
nadie dice la Laguna de Medellín ni la Piedra de
Guatapé. Cuando Guarne era un pueblo
embotellado, y aún en tiempos del Tranvía de
Oriente, el paseo preferido de sus moradores era
la Laguna. Se organizaban animadas cabalgatas de
hombres y mujeres, provistos de suculentos
fiambres y deliciosas bebidas. Los mozallones y
los adultos regocijabanse arreglando la cincha,
la grupa o la acción de la montura de la amiga o
de la esposa, o disparándose en sus cabalgaduras
por los trechos propios de la vía.Cuando se les
agotaban los destilados, acostumbraban ir hasta
la aldehuela de Mazo, donde vendían por igual
licores estancados y "tapetusa" de La Honda o de
Canoas. Cómo se formó el famoso charco? Hay
varias leyendas, pero la más difundida es la que
hace relación al hundimiento de un cerro que
había en ese lugar. Dicen que en la cumbre del
alcor que allí se alzaba, levantaron en lo
antiguo una casona de amplios corredores en su
derredor, ornados de tupidas enredaderas y
vistosas macetas de primaveras, begonias,
crisantemos y josefinas. En la falda frontera
ostentaban un vergel de azaleas, azucenas,
lirios, claveles, agapantos, rosas y san
joaquines, cruzado de límpidas fontanas y
dividido por un sendero central de blancas gradas
de losa.
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En la de atrás, un huerto de frutales mostraba
toda la exuberancia de los productos del clima. Y
en la base, un parque de pinos, eucaliptos,
arrayanes, sietecueros y otros árboles,
circunvalaba la eminencia. Pues bien. Cuenta la
tradición que el dueño de la casa, hombre
acaudalado, incrédulo y jaranero, dio un banquete
en su mansión con motivo de celebrar un
cumpleaños de su manceba. Cuando el baile estaba
en todo su apogeo y el vino subía el entusiasmo y
la vocería de los invitados, pasó un sacerdote
con el cuerpo de Cristo por el Camino Real, para
darlo de comer a un moribundo. Ni el anfitrión ni
los convidados se conmovieron, no obstante
haberse percatado de la presencia de Cristo.
Prosiguieron en su orgía báquica y en sus pasos
desordenados, y ni uno solo se puso de rodillas
ante el Dios viajero. El ministro maldijo
entonces aquella morada de desenfreno y aquella
familia irreverente, y después siguiese el
hundimiento del ribazo y la formación de la
Laguna.
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