Title: Diapositiva 1
1IV. LECTURA ACTUAL
2Le dijo un día mi maestro a un discípulo que fue
a consultarlo agobiado por la vida que
llevaba. Maestro, no doy más, todo me sale mal,
estoy disconforme con todo, mi familia me reclama
cosas que no puedo darle. Estoy harto y cansado
de sufrir,
Qué puedo hacer?... TÍRATE DEL BARCO. Fue la
única respuesta que recibió Entender esta
leyenda bíblica es entendernos a nosotros mismos.
Porque lo que le pasó a Jonás nos pasa todos los
días. Luchamos, a veces sin saberlo, contra los
designios de Dios, nos enojamos continuamente
porque no se cumplen nuestras expectativas y
creamos con nuestra negatividad, nuestra ira y
nuestros actos fallidos, tormentas a nuestro
alrededor.
Tirarse del barco
3TIRARSE DEL BARCO es entregarse, es reconocer
nuestra responsabilidad y asumirla. Es aceptar
Resignación es abandonarse, aceptación es asumir
nuestro rol en la vida y reconocernos como parte
de la Creación. TIRARSE DEL BARCO es como ir al
más allá. Porque es ir más allá de nuestra
conciencia, programada con mandatos y ataduras.
Es ir más allá de todos nuestros apegos
emocionales. TIRARSE DEL BARCO es encontrarse, de
repente, con el maravilloso
misterio de Dios. Es aniquilar todos los
aspectos negativos de nuestra conciencia,
liberándonos, poco a poco, de nuestras corazas
internas, avanzando un paso más en nuestro
trabajo espiritual. Finalmente, cuando notes que
tu vida necesita un cambio, cuando te des cuenta
que no eres feliz y, por más que busques, no
encuentras la causa No luches, no te enojes, no
reniegues contra nada ni contra nadie,
simplemente, TÍRATE DEL BARCO. (Zafir- Kábala)
4LA IGLESIA DEL NO En España, salvando las
distancias, hemos dado una imagen de Iglesia del
no porque no hemos sabido vender lo positivo y
propositivo. El no, la
negación, la condena, la falta de propuestas son
monedas corrientes en la Iglesia española junto a
análisis con caracteres apocalípticos y negativos
de la sociedad.
El no es demasiado frecuente y es el que aparece
en la opinión pública, confesional o no.
Es la respuesta que tienen las
familias de enfermos terminales que buscan
caminos para la muerte digna sin apartarse de su
fe el no es la respuesta de muchos homosexuales
que desean vivir su fe y celebrar los sacramentos
con limpia conciencia el no es la respuesta de
muchos divorciados que han vuelto a casarse y que
trabajan en la Iglesia y en sus comunidades.
Son muchos los cristianos en
situaciones complicadas que lo único que escuchan
es la denuncia. Nos hemos convertido en la
Iglesia del no, que parece que sólo tiene
palabras para la condena y la exclusión.
Dios no nos envía a condenar
5Quedan muchos cristianos de calle que, mirando
los telediarios, quisieran ver a un prelado que
diga que los entiende, que no los quiere
condenar, que les abre la mano y busca para ellos
lo mejor, entrañados en la Iglesia, metidos en su
dinámica, escuchando su voz. Una imagen menos
soberbia, más fraterna una imagen y una voz más
evangélicas, que sea más ayuda que obstáculo.
(Juan Rubio- Director de Vida
Nueva)
6Jonás no es una moraleja.. Es una historia
compleja sobre la compasión. YHVH es, nos lo dice
la Torá, misericordioso y clemente, tardo a la
ira y presto para perdonar. Es una gran lección
que nunca termina de sorprendernos, porque Dios
es también un Dios de ira que no perdona al
pecador... Aunque haya dicho el libro de los
Reyes que Jonás hijo de Amittai fue un profeta,
el libro de Jonás se resiste a darle ese honroso
título. Tiene primero que demostrar su compasión
y su misericordia. No ha de ser casualidad que
tanto los marineros como los ninivitas se
muestran más abiertos a YHVH que su mensajero.
Misericordin y Compasión
7Hoy es importante recordar la compasión y la
misericordia. Con toda la propaganda contra "el
terrorismo" y "los terroristas musulmanes"
necesitamos recordar la primacía de la compasión
y la misericordia. No sé si ésta es "la lección"
del libro de Jonás, que no parece tener una sola
lección. Pero es una enseñanza apropiada para
nuestro tiempo que podemos tomar de la historia
de este mensajero de Dios que tuvo compasión de
un arbolito y no la tuvo de una gran ciudad llena
de gente y de bestias. Jorge Pixley