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LA INTEJECCI

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Title: LA INTEJECCI


1
LA INTEJECCIÓN
  • Tema_10
  • Santiago.Roca_at_ua.es

2
Unidad lingüística
  • Aunque actualmente se la considera como una
    unidad lingüística, su estatus no ha sido siempre
    el mismo a lo largo de la tradición gramatical,
    en primer lugar por su identificación con otras
    manifestaciones no lingüísticas de las emociones,
    como los gritos o los gestos y, en segundo
    lugar, porque su estructura fonológica no
    responde a la habitual en el idioma. Sobre la
    interjección como categoría gramatical
    independiente siempre ha habido dudas, y por ello
    se la ha incluido en muchas ocasiones dentro de
    otras categorías.

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  • La interjección, como la onomatopeya, es una
    unidad inmotivada y convencional. Cada lengua
    configura las suyas propias de acuerdo con sus
    respectivas tendencias fónicas. Son fenómenos
    idiomáticos, característicos de cada cultura, no
    exclusivamente orales, que disponen de contenido
    extralingüístico y que presentan un aspecto
    intencional esencial en cualquier comunicación.

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La interjección en la gramática
  • Lo que sí parece claro es que la interjección es
    un signo, pues vincula de forma estable un
    significante a un significado. Pero es un signo
    con ciertas particularidades
  • Es un signo inarticulado. Su significante no está
    articulado en fonemas, ya que la conmutación de
    un significante interjectivo por otro no conlleva
    un cambio en el contenido.
  • Su significado no es descomponible en semas, sino
    que es un todo referencial que no puede
    analizarse en partes.

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  • Es una unidad cuyas dos caras se presentan en
    bloque y carecen del grado de complejidad que
    caracteriza a cualquier signo léxico. En ella se
    neutraliza la referencia habitual del término que
    la sustenta para rellenarse con un valor de tipo
    emotivo, expresivo, apelativo.

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  • Se trata de un signo que puede ser empleado como
    símbolo, como índice o como icono (Cueto y López,
    2003). Como unidad que realmente no se refiere a
    un concepto (aunque algunas interjecciones puedan
    acercarse más a lo conceptual), presenta una
    fuerte indeterminación semántica. Su contenido ha
    de precisarse necesariamente en un contexto
    concreto. Por eso mismo las relaciones de
    sinonimia entre las interjecciones son
    completamente arbitrarias. Por otra parte, desde
    un punto de vista pragmático, la ambigüedad y la
    imposibilidad de una interpretación literal son
    características que las interjecciones comparten
    con el resto de unidades idiomáticas.

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  • Las interjecciones tienen realmente un
    significado modal, pues muestran la actitud del
    hablante ante el contenido del mensaje.
  • Las interjecciones son signos autónomos o
    sintagmas que se combinan necesariamente con una
    entonación exclamativa y pueden constituir una
    comunicación lingüística completa. Se trata de
    sintagmas mínimos, ya que no presentan, como sí
    lo hacen otras categorías, signo léxico y
    morfológico combinados.

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  • La interjección no puede combinarse con otras y
    funcionar como parte de una unidad superior no
    puede formar grupo sintagmático. Aunque una
    interjección conste de varios signos autónomos
    (toma ya!), no hay dependencias sintácticas
    entre ellos.
  • Se trata de signos exclusivamente léxicos, sin
    información gramatical morfemas de modo, género,
    número). Esta naturaleza léxica explica la
    constante renovación que se produce en su
    inventario, muy sujeto a variables diatópicas,
    diastráticas y diafásicas.

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La interjección/ categorías gramaticales
  • Desde el punto de vista morfológico, la
    interjección es una forma inmovilizada, que no
    varía en género, ni número, ni persona, etc.,
    salvo cuando está lexicalizada (los ayes).
  • Las variaciones que pueden darse en
    interjecciones de base sustantiva como
    leche!/leches! no responden a unas
    referencias singular/plural.
  • Las interjecciones no admiten la sustitución de
    sus componentes por otros equivalentes, ni
    tampoco la pronominalización de sus elementos
    (Vaya por Dios!/ Vaya por él!).
  • La fijación de estas unidades es arbitraria, y no
    hay explicación semántica o sintáctica que la
    justifique en cada caso.

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  • Desde el punto de vista semántico, se trata de
    unidades no conceptuales, a las que no puede
    asignarse una referencia.
  • Además, se asocian sistemáticamente a una
    entonación exclamativa.

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  • Desde el punto de vista funcional, la
    interjección se define a partir del concepto de
    combinación de L. Hjelmslev, ya que puede
    coexistir en la expresión con unidades
    pertenecientes a las demás categorías
    (sustantiva, adjetiva, adverbial y verbal).
  • Además, la interjección no posee un
    comportamiento sintáctico específico. Se trata de
    un elemento marginal que no se inserta con una
    función sintáctica determinada en la estructura
    oracional.
  • Asimismo, a diferencia del resto de categorías
    gramaticales, la interjección es un sintagma
    único en cuyo interior no se establece ningún
    tipo de relación sintáctica.
  • Por eso en una interjección como toma ya! no
    puede describirse una relación entre un núcleo
    verbal y un adverbio en función de complemento
    circunstancial
  • y en toma ya con el niño! el elemento
    adyacente con el niño lo es de la unidad toma
    ya en su conjunto.

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La interjección/ preposición y la conjunción
  • Estas tres unidades presentan algunas
    similitudes, como su invariabilidad morfemática y
    su ausencia de función sintáctica en la
    estructura oracional.
  • La gran diferencia es que las preposiciones y
    conjunciones no son sintagmas, sino signos
    dependientes que tienen que combinarse
    obligatoriamente con otros para constituir un
    sintagma. Como consecuencia de esto, tampoco
    disponen de autonomía y movilidad posicional, a
    diferencia de la interjección.

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La interjección/ adverbio
  • El adverbio ha sido la categoría gramatical con
    la que tradicionalmente se ha identificado la
    interjección
  • Desde la perspectiva formal, ambas categorías
    tienden a la invariabilidad morfemática y a la no
    correspondencia entre un signo léxico y un signo
    morfológico (aunque los adverbios admiten
    gradación).
  • Las dos clases pueden ocupar una posición
    incidental en el enunciado, es decir, pueden
    situarse tangencialmente con respecto al mismo
    (fónicamente van entre pausas) y no efectúan una
    modificación ni directa ni indirecta en el núcleo
    verbal del conjunto oracional, sobre el que
    inciden de manera global, como en Francamente,
    querida, me importa un pimiento o Ay, qué
    dolor.
  • Se trata de unidades metaenunciativas. Además,
    tanto el adverbio como la interjección poseen una
    gran movilidad posicional que, en el caso de esta
    última, influye de forma determinante en su
    interpretación
  • por ejemplo, la posición final con tonema
    ascendente favorece una interpretación expresiva,
    mientras que las posiciones inicial y media, con
    un tonema indefinido, favorecen un contenido
    apelativo o fático.

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La interjección y modificadores oracionales
  • hay adverbios cuya función radica en transmitir
    la actitud del emisor sobre el enunciado o en
    servir como elementos de enlace. Por ejemplo,
    está clara la correspondencia semántica y
    funcional en
  • Ay, Juan no llegó!
  • Desgraciadamente, Juan no llegó
  • Además, Juan no llegó

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  • La relación es mucho más estrecha con los
    adverbios del tipo desgraciadamente, que, como
    las interjecciones, son autónomos
    entonativamente, poseen una gran movilidad
    posicional, marcan la modalidad del enunciado e
    inciden sobre él de manera conjunta
  • Efectivamente, Juan comió mucho ayer/Ajá, Juan
    comió mucho ayer!
  • Desgraciadamente, se murió/Ay, se murió!
  • Felizmente, se enteró esta mañana/Hurra, se
    enteró esta mañana!

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La interjección y los marcadores textuales
  • Muchas interjecciones o unidades con uso
    interjectivo tienen una función discursiva o
    textual sirven como reguladores fáticos, para
    introducir un contenido, reformularlo,
    rectificar, concluir
  • Hay elementos que sirven para regular el inicio
    de una contribución comunicativa, como bueno,
    bien, vamos, mira, oye, a ver.
  • Otros funcionan como marcadores de progresión
    textual, bien conclusivos (en fin, total,
    bueno), bien reformulativos (vamos, bueno),
    bien continuativos (bueno, vamos, bien).

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  • Esto se comprueba muy bien en marcadores como
    mira!, fíjate!, oye!, que combinan
    valores expresivos, apelativos y fáticos. En uno
    y otro caso, estas unidades comparten la
    invariabilidad, la lexicalización y una gran
    flexibilidad semántica. Son elementos
    multifuncionales
  • Vamos, ni lo sueñes, no te dejo ni un euro más!
    (uso como interjección)
  • Tengo un pequeño vicio, vamos, un gran vicio (uso
    como marcador textual)

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Clasificación de las interjecciones
  • Tradicionalmente se clasificaban
  • Las interjecciones propias o primarias están
    constituidas por secuencias de fonemas fijadas
    por el uso e incorporadas a la lengua con cierta
    estabilidad. Por sí mismas no tienen relación con
    el léxico español y pueden ser empleadas con
    distintas intenciones.
  • Las interjecciones impropias o translaticias
    están formadas por sintagmas que originalmente
    pertenecen a otras categorías (sustantivos,
    adjetivos, verbos, adverbios y que se transforman
    a un uso interjectivo a través de la pérdida de
    su variación morfemática, de su función
    referencial y de la adopción de una entonación
    exclamativa sistemática.

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  • Esta clasificación se completa con otra más
    reciente que atiende, como criterio esencial, a
    las funciones lingüísticas que ejecutan las
    interjecciones
  • 1.- Algunos estudiosos consideran un subgrupo de
    interjecciones representativas, en las que
    predomina la representación de hechos o acciones.
    Según este enfoque (Grice), la interjección se
    asemejaría a otros elementos (conectores y
    marcadores pragmáticos y discursivos) que
    codifican lingüísticamente un contenido no
    veritativo-condicional. Muchos manuales y
    gramáticas incluyen entre las interjecciones
    representativas las onomatopeyas de cualquier
    tipo (zas!, pum!, etc.).

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  • 2. Interjecciones apelativas, en las que se llama
    la atención del interlocutor. Se agrupan aquí
    algunas como eh!, ea!, chisst!,
    hala!, venga!, y también expresiones de
    saludo y cortesía (hola!, adiós!, hasta
    luego!). Para Gómez Torrego, éstas últimas
    constituyen un subtipo de interjecciones
    formularias.

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  • 3. Interjecciones expresivas o sintomáticas, en
    las que se manifiestan las emociones o el estado
    de ánimo del hablante ante lo que expone, ante lo
    que experimenta interiormente o ante la
    situación
  • Emotivas (ay!, huy!, oh!, Dios mío!,
    caramba!, cuidado!, olé!,vaya!,
    vamos!).
  • Valorativas de duda (psch!) y valorativas de
    ponderación (positiva y negativa) tela!, no
    veas!, uf!.
  • Optativas (por Dios!).

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  • Interjecciones fáticas, que se usan para mantener
    la continuidad del discurso y para asegurarse de
    que el canal sigue abierto (Yo creo y considero,
    eh?, que la lectura es la mejor cultura que
    puede tener una persona). Desde la perspectiva
    pragmática también puede considerarse un subtipo
    de interjecciones fáticas.

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Interjecciones propias
  • Desde el punto de vista fonológico, las
    interjecciones propias, como se ha visto, no
    responden a la estructura fonológica del español,
    ya que en la cabeza y en la coda de las sílabas
    que las componen aparecen consonantes o conjuntos
    de consonantes insólitos en otros signos de la
    lengua, e incluso puede no haber una vocal en la
    cima de la sílaba (Psch!).
  • Desde el punto de vista semántico, estas unidades
    carecen de un contenido denotativo, lo que las
    dota especialmente para los contenidos modales,
    entre los que destaca el expresivo, y a
    continuación el apelativo y el fático. Los
    sentidos de las interjecciones son muy diversos
    alegría, queja, satisfacción, extrañeza,
    sorpresa, ponderación positiva, negativa o
    dubitativa.

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Valor expresivo de la propias
  • bah! expresa rechazo, indiferencia,
    incredulidad o desdén.
  • psch!, psss! pueden indicar indiferencia,
    incredulidad, y también duda.
  • fu!, puff! tienen un sentido de desprecio,
    repugnancia o desdén.
  • fff! es desprecio con un matiz de
    contrariedad, y también ponderación.
  • Huy-huy-uyss!, uh!, uf! indican
    ponderación, positiva o negativa.
  • tate! indica que se ha comprendido finalmente
    cierta información.
  • ja!, ca-quiá!, qué va! se emplean en
    contextos de rechazo (la primera, con ironía).
  • ja, ja!, je, je!, ji, ji! y sus
    variantes expresan la risa, la burla, la
    incredulidad, e incluso el rechazo o la
    contrariedad ante una broma.
  • ajajá! señala sorpresa y aprobación.
  • hurra!, olé! ele!, guay indican
    sorpresa o agradable asentimiento.

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  • La especialización de muchas de estas
    interjecciones conduce a la existencia de
    importantes restricciones semánticas. Por
    ejemplo, eh! en sus usos apelativos y fáticos
    no puede ser sustituida por otras interjecciones
    expresivas
  • Eh, niño, deja eso! / Ah, niño, deja eso
  • En qué colegio estuviste tú, eh?/ En qué
    colegio estuviste tú, oh?

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  • Junto a estas formas de contenido relativamente
    estable, se encuentra un grupo de interjecciones
    cuyo sentido varía mucho, siempre dentro de la
    expresividad-emotividad (alegría, enfado,
    contrariedad, extrañeza, desprecio, ironía,
    indiferencia)
  • ah!, oh!, ay!, oy!, caramba! (y
    variantes como caray!).
  • Ah! posee el valor específico haber caído en
    la cuenta de cierta cosa, y ay! se ha
    especializado en la manifestación del temor, la
    amenaza o la conmiseración hacia alguien.
  • Las interjecciones expresivas tienen menos
    restricciones semánticas y pueden alternar más
    entre ellas
  • Huy! (ah!, ay!, oh!), mira quién viene por
    ahí!

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Clasificación impropias
  • Por procedencia temática
  • De procedencia religiosa
  • De procedencia sexual
  • De procedencia escatológica
  • Por procedencia categorial
  • Procedentes de sustantivos
  • Procedentes de adverbios
  • Procedentes de formas verbales
  • Procedentes de adjetivos

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Clasificación temática
  • Estas interjecciones suelen provenir de formas
    léxicas relacionadas con tabúes sociales y
    culturales. Los ámbitos sexual, religioso y
    escatológico han enriquecido el repertorio de
    interjecciones impropias desde sus orígenes, con
    unidades pertenecientes a categorías gramaticales
    variadas. En su uso interjectivo están totalmente
    desemantizadas.

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  • De procedencia religiosa suelen agrupar
    invocaciones a Dios, a la Virgen, a los santos e
    incluso al demonio. Por un sentido de veneración
    similar, también se invoca a la propia madre
  • Dios mío!, Dios Santo!,
  • Dios de mi vida!, Señor!, Cristo!,
    Jesús!, Jesús, María y José!,
  • Virgen Santa!, Demonio! (Demontre!,
    Diablo(s)!), Madre (mía)!

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  • Combinándose con otros signos, se crean formas
    interjectivas que sirven para manifestar protesta
    y disgusto (por Dios!, vaya por Dios!), a
    veces de forma extremadamente expresiva y con
    empleo tanto del eufemismo como del disfemismo
    (rediós!, rediez!, pardiez!, hostia!,
    ostras!, me cago en Dios/en diez!).
  • Otras formas interjectivas de este tipo expresan
    ponderación (válgame Dios!) o alivio
    (gracias a Dios!).
  • A este ámbito pertenecen asimismo muchas
    fórmulas de juramento (por amor de Dios!,
    por Dios bendito!, por los clavos de
    Cristo!, por tu madre!, por la gloria de tu
    madre!) que pueden tener un sentido de súplica
    más o menos vehemente.
  • Del terreno religioso también proviene adiós!,
    que puede adoptar un sentido de decepción
    (Adiós, ya ha perdido las llaves).

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  • De procedencia sexual. Poseen variantes
    deformadas ufemísticamente y a veces, como las de
    origen religioso, se encuentran reforzadas por
    algunos prefijos como re-
  • coño!, carajo!, joder!, cojones!,
  • concho!, corcho!, (re)córcholis!,
    caray!, jolín!, jo!, jopé!, y un
    huevo!

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  • De procedencia escatológica. El campo
    escatológico ha aportado interjecciones de gran
    fuerza expresiva
  • mierda!,
  • y una mierda!,
  • me cago en! (con múltiples variantes).

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Clasificación por procedencia categorial
  • Procedentes de sustantivos
  • ojo!, hombre!
  • Procedentes de adverbios
  • Despacio, que te caes! (uso adverbial)
  • Procedentes de formas verbales
  • vaya!, sopla!, arrea!, atiza!
  • Procedentes de adjetivos
  • menudo(a)!

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Desde el punto de vista pragmático
  • Desde el punto de vista de la teoría de la
    comunicación de Grice, las interjecciones no
    podrían analizarse como elementos lingüísticos,
    ya que no tienen un contenido lingüístico básico
    que dé lugar a implicaturas convencionales o
    conversacionales. Son elementos que no
    contribuyen a las condiciones de verdad del
    enunciado (a lo dicho) ni tampoco pueden ser
    índices de lo implicado. Se trata, en general,
    de elementos naturales no lingüísticos que
    aparecen en la comunicación, aunque hay un grupo
    de interjecciones denominadas fáticas (hola!,
    hey!, gracias!, adiós!) que sí pueden
    generar implicaturas.
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